lunes, 29 de septiembre de 2008

LA CALMA



EL MURO BLANCO

Estoy sentado frente a un muro blanco:
áspero muro, seco como un grito
de cristal, o quizá como la nieve
de infancia en el silencio de los páramos.
Un muro blanco, blanco como hueso
calcinado, o quizá como cal viva
que en las tumbas abraza carne blanca.

Y, mirándolo, yo también soy blanco,
pues blanco es el fuego o es la luz
que va y viene en las venas venturosas.
Mientras dure la luz no llegará
lo negro hasta este muro limpio y blanco.
Mientras dure mi luz todo lo blanco
del mundo envolverá la sala, el aire,
las horas de esta casa que es hoguera.

Estoy sentado frente al muro blanco
esperándolo todo y obteniendo
todo de cuanto es nada en su blancura.
El muro que es desierto de mi alma.
El muro que es desierto de la luz.


Antonio Colinas, El libro de la mansedumbre, Ed. Tusquets


El viraje del tiempo, esa blancura repleta de techos blancos. Acudo a esa tregua necesaria que es la luz que ilumina y que no necesariamente nos ha de mostrar nada. Puede que con estar frente a algo sea suficiente. Siempre acabaremos palpando los trazos mas insignificantes, los más duraderos. Nos permitiremos sentirnos como quien nos cava. Que la vejez es calma, que la mirada es síntoma de tiempo, que uno se acaba sentando para desposeerse de todo. Los miro y viajo hacia ese destino que no se recurre: la calma.



Cavando En Mis Adentros (Taranta) - Sergio Monroy

6 comentarios:

mirada dijo...

Yo quiero eso para ti, así, llegará lo que ansías. No puede ser de otra manera, llevas el camino.
Un beso

P.D: Me encanta leer este cuaderno. Su belleza, en música, en poesía, en literatura, tus palabras, el hilo conductor, y tus conclusiones a esas emociones que agrupas. Te felicito y te agradezco desde lo más profundo de mi ser.

Pedro Delgado dijo...

La vejez debería ser calma, tranquilidad, paz, descanso, el "júbilo" del "jubilao", añoranza, deseo, ... Pero quedarse quieto frente a un muro, en un banco tomando el sol, o dejar simplemente que el tiempo pase...

Bonita entrada y la taranta al piano: preciosa. La guitarra... Sí, pero no es exclusiva del flamenco ni mucho menos.

Saludos flamencos

Tempero dijo...

Mirada, gracias, pero ni yo sé lo que ansío, pero la calma si la quiero y la deseo. Gracias por haber dado luz a tu cuaderno.
Pedro, no confundo la calma con mirar frente a un muro, entendámoslo como metáfora, lo que no me gusta es ver a las personas jubiladas estancadas pero, por desgracia, desde el ámbito de trabajo a que han estado sometidas muchas personas que nos han precedido, es así. Nos tienen mucho
que contar y aún tienen mucho que decir.

Inés González dijo...

"Hay luz dentro de la sombra, cunde
la centella bajo alas inmóviles.
Son mortales las médulas
ocultas en la luz."
El bello poema que escogiste redime las humillaciones de la vejez...
Gracias a ti por visitar mi casa , el cuadro de los clavos es un oleo de una serie que titulé "Diseminación" una especie de homenaje a Derrida.
Un saludo
inés

Pedro Delgado dijo...

No insinúo siquiera que confundas la calma con mirar frente a un muro. Estoy de acuerdo contigo. Las personas mayores tienen mucho que decir... pero, por desgracia, conozca a compañeros y personas activas que no se hacen a la jubilación, que no han sabido organizar su "calma" y que se quedan quietas mirando al muro... Sólo quería constatar ese hecho. A mí me pasa lo contrario: a veces pienso en cuando trabajaba y no comprendo como me daba tiempo de ir a la escuela.. je, je,,

Anónimo dijo...

Si después de la tempestad de lo vivido llega la calma ¿tendremos fuerzas para vivir en la tregua? Tal vez, como Baudelaire, huyamos sin descanso al paraiso de los sueños y la calma no llegue ni antes ni después.