viernes, 5 de septiembre de 2008

Sonriente precipicio




Hace un año, no sé si en un despejado sueño o en la bruma de una realidad, Julia Martínez E. me dijo en un momento de charla que 'en el fondo un precipicio es la superficie', pero también me pudo decir, 'en el fondo, un precipicio es la superficie'. Tampoco estaba yo para que me aclarase si concebía la frase con la ','. Ya es cada uno como quiera analizarla.
Detrás de la valla hay un precipicio, justo en la parte de Priego de Córdoba que da a las huertas que allí siembran.
Y es que una frase de esas tiene su miga y sus asideros, aunque nos hable de un precipicio, que no nos lo define sino que nos lo equipara. ¿Me querría decir Julia que tan precipicio es la superficie que pisamos como el fondo que vemos, o que sólo cuando estamos abajo, en su fondo, ya dentro de él, es como estar en la superficie? Porque el mérito de un precipicio no es mirarlo, ni estar en él, en su fondo, su mérito es que te puedas caer. Pero, tal como me lo describió, ¿podría considerarse a la superficie el mismo mérito, el de poderte caer? Quizás lo dijese a modo de metáfora, pero cuando te dicen eso dentro de una conversación es que la superficie que pisa quien te lo dice es muy movediza. Pero yo no me fio, porque a veces sueño que me caigo y lo cierto es que ni me he movido del suelo.
Ha pasado un año y Julia se ha esfumado. Supongo que lleva un buen trecho de superficie andado.




SOLEÁ cantada por Rubito hijo en su disco "De tomillo y romero"

El tiempo pone remedio
y a los daños más sentidos
que no hay más sabio que el tiempo,
su remedio es el olvido.

Dejar de mirarme así
que son tus ojos candelas
y no respondo de mí.

Yo te miro, tú me miras.
Yo te hablo, tú me hablas,
este querer no es mentira,
pero hubo secas palabras.

Con que me mires me sobra,
ya ves con qué limosnita
mi corazón se conforma.

Que siendo hermosa,
¡ay!, hondas espinas
clavan las rosas.

5 comentarios:

Pedro Delgado dijo...

Gracias por esa soleá de Rubito Hijo. Mientras sigan apareciendo cantores como éste, el cante flamenco no corre peligro alguno y podremos seguir disfrutando de él.
Te enlazo en mi blog para poder seguirte.

Saludos flamencos desde Cáceres

mirada dijo...

El precipicio sonríe frente al vacío ¿por qué se sabe lleno?.
¡qué hermosa soleá! Graciñas.

ybris dijo...

Yo creo que en el fondo es a distancia. Y los precipicios a lo lejos no se diferencian de las superficies.
Así que es cuestión de dejar su sensación de vértigo para cuando lleguemos a él.
Siempre habrá la opción de descender, saltar o esquivarlo.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias por tu visita. Ni conocía al cantaor ni la solea, que en efecto, merece estar en una antología.
Saludos.

Carmen dijo...

la única vez que he soñado que me caía por un precipio, y como suele pasar en los sueños, mezclé los paisajes

iba corriendo cerca de la casa de mis padres pero ese recorrido no tiene piedras, esas piedras por la que saltaba de una a otra eran las piedras de las Peñolillas, por las que corría cuando era niña

perdía el equilibrio y caía por un acantilado gigantesco, con tanta altura me sumergía un montón de metros, llegaba a un submarino, se abría una puertecita tan campante, no entraba ni una chispilla de agua, me recibía un cocinero (con gorro de cocinero y todo) y me decía...hoy comemos arroz

este sueño en el que al fondo del precipicio la vida trancurre como en la superficie tiene más de 20 años pero lo recuerdo como si de anoche se tratara

en la vida no existen los caminos llanos, todo son subidas y bajadas, superficies y precipicios, y de existir una "," o no en el sitio justo puede haber un abismo