miércoles, 19 de noviembre de 2008

Miel y cenizas



En el bello relato 'Cuestión de lugar' de John Berger, de su libro 'Puerca tierra' se narra el quehacer de una madre y un hijo en un matadero. Allí lleva un campesino a su vaca para sacrificarla. Para ello se le coloca una máscara de cuero, para no ver nada. Justo cuando se narra que 'la vaca no ve nada' es cuando se prosigue con una frase inquieta, contundente:
'Por primera vez han ajustado a sus ojos una noche súbita.'
No sólo imagino el temor de la vaca ante ese cambio inesperado, imagino a personas que con una venda fueron desencajadas de sus vidas, cuando no muertas. Y surge este poema:

ANTECEDE

Se deletrea en mí todo el vacío....

una sensación de vértigo antecede
a la dinámica de la caída
una sensación de tristeza antecede
a la despedida
una sensación de miedo antecede
al dolor de perder la ubicación del sentido mismo.



1 comentario:

Inés González dijo...

"Mi piel está quedándose lilial
de tanta sombra
una década de sombra no es
nonada
es el color quebrado el
pecho del pajarito que no veo
y son tantas las cosas
que no veo
alguien afuera ve las ciudades
seguramente no pasan grullas
ni cigüeñas
con niños en el pico
sino los cinco palotinos elididos
o la intimidad
de las casa voladas no
por un ciclón
sino por los panes de fuego
que dejaron insomnes
a los cuatro puntos cardinales..."

Tener los ojos vendados es mucho más que el recuadro negro de tu foto.