martes, 29 de diciembre de 2009

El fulgor en una palabra: sanguaza/sajar




Treinta y uno, campanadas y uvas. Pues no: aceitunas y palabras. Y, además, la grata sensación de traeros un par de palabras -una de ellas desconocida para mí- relacionadas con el buen hacer en la cura de las aceitunas. Porque comerlas así, tal y como están en las fotos, es un riesgo hacia lo amargo, un severo riesgo, corrijo. En la Alcarria le dicen al proceso de ablandado de aceitunas curarlas. Pero no es ésa la palabra que me proporcionó mi amigo Gabriel Pasero al paso de unos vinos junto al delicioso aperitivo de una aceitunas curadas por él. 'Un mes cambiándolas el agua, nada de sosa, quitándolas todos los días la sanguaza. Claro que antes tuve que sajarlas para que el agua las ablande. Y al final el aliño con romero, tomillo, ajo y laurel.'
No sólo las palabras que no conocemos y que nos asaltan y que se están dejando de usar en esta época tan electrónica son las que me emocionan/asombran. Las actitudes y trabajos relacionadas con ellas también me producen igual satisfacción.
Pero para las pérdidas, suficiente os dejo con el XLIII de Proverbios y cantares de Antonio Machado:


Dices que nada se pierde
y acaso dices verdad;
pero todo lo perdemos
y todo nos perderá.



Que los años nos traigan todas las palabras posibles, remotas, escondidas, pero siempre llenas de fulgor.








Proverbios y cantares
Antonio Machado

Dices que nada se pierde
y acaso dices verdad,
pero todos lo perdemos
y todo nos perderá.

Es el mejor de los buenos
quien sabe que en esta vida
todo es cuestión de medida:
un poco más, algo menos...

¿Dices que nada se crea?
No te importe, con el barro
de la tierra, haz una copa
para que beba tu hermano.

¿Dices que nada se crea?
Alfarero, a tus cacharros.
Haz tu copa y no te importe
si no puedes hacer barro.

Cuatro cosas tiene el hombre
que no sirven en la mar:
ancla, gobernalle y remos,
y miedo de naufragar.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Olivar y sueño

Verano, 2005

Entre esta misma ladera de olivos cercana a Almodóvar del Río han pasado más de cuatro años y dos estaciones. Verano donde todo queda agostado. Otoño donde la tímida hierba apenas consigue afirmarse. En la pequeña finca donde se halla el olivar hay ovejas que marcan sus senderos y comen dicha hierba. Olivar sostenible, desde luego. Olivar apenas productivo pero protector de la ladera.

Paisaje
Poema de cante jondo, F.G.Lorca

El campo
de olivos
se abre y se cierra
como un abanico.
Sobre el olivar
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura
de luceros fríos.
Tiembla junco y penumbra
a la orilla del río.
Se riza el aire gris.
Los olivos,
están cargados
de gritos.
Una bandada
de pájaros cautivos,
que mueven sus larguísimas
colas en lo sombrío.

Otoño 2009


Tengan como asequible el sueño durante estos días.



El sol rompe la niebla centelleando,
el sol rompe la niebla centelleando
y el olivar se empina para elcanzarlo.
Una noche serena, llena de estrellas,
anuncia madrugadas más heladeras.
Duérmete Joselito, no te desveles,
que el manto de la noche guardar te quiere.
Ea, la eaea, ea la nana,
duérmete mi lucero de la mañana.

lunes, 21 de diciembre de 2009

que la oliva cogida del árbol cargadísimo



Uno, que es agricultor a tiempo parcial, ve estos campos de trigo que en su día vio y siente lo mismo: gente que se sabe en la tierra, que la cultiva con mimo, que lucha en ella. Uno se olvida de que existen las grandes producciones por unos instantes. Son producciones no ya sostenibles sino que se mantienen en un hilo y apenas dan de comer. Eso sí, se cuenta con la estética y el paisaje. A mí sí me interesa la estética y el paisaje; creo que a los pintores también.



A cambio, la agresión y la usura para con la tierra apenas existe. Es más, de haber un grave desabastecimiento a nivel mundial, serían de los últimos en perecer de hambre.
Juan Echanove se atrevió el otro día en afirmar en El País que 'Dentro de 15 años, el que no lo cultive no lo va a comer'. Se refería a los productos que siempre han sido sabrosos y de temporada. A Él le ha dado por sembrar tomates en Madrigueras, un pueblo rojo en la sierra de Ayllón. Rojo por la piedra que caracteriza el lugar, sobre todo. Yo más bien añadiría que, el que pueda pagar bastante, comerá como es debido. Ójala que dentro de quince años se aprecien los alimentos más y se reflexione hacia donde vamos.



Y así concluyen en Nepal con la recogida del trigo. Con este inmenso color maduro y pleno uno no será rico pero será dichoso. Y no lo digo yo. Ya lo decía Horacio hace más de 2000 años en este precioso Epodo. (Que no se me asusten las mujeres con lo de 'púdica esposa'. Tampoco se me asusten con la mención a los esclavos. En lo demás creo que Horacio llevaba razón.)


El segundo Epodo de Horacio, en traducción de Enrique Badosa, dice:

"Dichoso aquel que lejos de negocios,
como la primigenia raza de los mortales,
ara el campo paterno con sus bueyes,
libre de toda usura, y al cual, como a un soldado,
no despiertan trompetas belicosas
ni le asusta la mar embravecida,
y se guarda del foro y del soberbio
umbral del ciudadano poderoso.
Así pues, o marida los crecidos
vástagos delas vides con los álamos altos,
o vigila en un valle retirado
sus errantes rebaños mugidores,
y con la podadera corta ramas inútiles
e injerta otras que sean más fructíferas,
o pone en limpias ánforas las mieles exprimidas,
o esquila las ovejas de patas inseguras;
o cuando Otoño eleva sobre el campo
su cabeza adornada de frutos en sazón,
cómo goza cogiendo las peras injertadas
y uvas que rivalizan con la púrpura
para obsequiarte, Príapo, y a ti, padre Silvano,
protector de las lindes. Le complace yacer
bajo una vieja encina, sobre el tupido césped;
mientras tanto, las aguas se deslizan
profundas por los cauces, en los bosques
las aves se lamentan, y el murmullo
del manar de las fuentes
invita a un sueño leve. Pero cuando
la estación invernal de Júpiter tonante
junta nieves, ora acosa
por todas partes con sus muchos perros
al jabalí feroz hacia las trampas
puestas en su camino, ora tiende
con una larga vara redes de mallas finas,
engaño para tordos comilones,
y atrapa con el lazo la temerosa liebre
y la grulla de paso, lo cual es un buen premio.
¿Quién con esto no olvida las amargas angustias
que produce el amor? Y si, ademas,
una púdica esposa participa
en cuidar de la casa y a los queridos hijos,
e igual que una sabina o la mujer
de un diligente ápulo, quemada por los soles,
pone leña seca en el sagrado hogar
cuando llega el marido fatigado,
y encerrando el ganado bien nutrido
en el redil trenzado, deja secas
sus ubres distendidas, y si extrae
de la dulce tinaja un vino de este año,
y prepara manjares no comprados,
no me gustaría más que las ostras del Lucrino,
tampoco el rodaballo o el escaro de Creta,
si acaso una tormenta atronadora
en los mares de Oriente los trajese a esta mar;
ni el pájaro africano ni el francolín de Jonia
irían a mi estómago más agradablemente
que la oliva cogida del árbol cargadísimo,
que la acedera amante de los prados,
que las malvas benéficas para el cuerpo doliente
o que la corderilla que se inmola
cuando las Terminales, o un cabrito
arrebatado al lobo. Durante estas comidas,
qué agradable es ver que las ovejas
regresan al redil, después de haber pastado;
ver los bueyes, exhaustos, cómo arrastran
con el lánguido cuello el arado invertido,
y ver a los esclavos nacidos en la casa,
enjambre que denota riqueza,
colocados en torno a los brillantes Lares".
Después de decir ésto, el usurero Alfio,
casi pronto a volverse labrador,
recupera en los Idus su dinero
y en las Calendas busca colocarlo.



Otra ventaja del campo: la escucha de los pájaros.



Los pájaros son clarines
y en medio los cañaverales
que le dan los buenos días
y al divino sol que sale.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Laicismo

"Un frío afilado quizá en los días precedentes. Un viento estancado de gato blanco que persigue su cola."
Alicia (Su cuaderno, aquí)



Laicismo

Habrá de ser la nieve el primer templo
de la mañana al que yo asista. Mi laicismo
me lleva a creer en un dios blanco,
mantenido a base de silencio y siendo
sus formas las del dispendio absoluto
de la luz. A ese dios sí le comulgo
todo lo que nutre, Él sí deja espacios
en blanco, ésos sobre los que miras
con el afecto desbordado de la infancia.
Y es por lo que afirmo de este dios
su portento para prolongarnos. Cae la nieve
y, tras el vaciado de sonido consigo,
logramos ver lo elemental de la tierra,
su efervescente igualdad, quietud. Luego
habrá de recibirse la incógnita de cada
huella, nuevo preludio de la imprescindible vida.




miércoles, 16 de diciembre de 2009

Microrrelato 5: El saco

Motivado o no por la anterior entrada, lo cierto es que este microrrelato ha surgido:

Al romper su saco vio cómo y cuánto lloraban sus enemigos.


Acotaciones innecesarias:

Piénsese que no se le rompió.
A uno le acuden, normalmente, más amigos que enemigos.
De llorar hay muchas formas. También hay lágrimas secas.

martes, 15 de diciembre de 2009

Viaje silenciado 2: me dije ésto de viva voz



"Hago del silencio una cadencia sin rigor. Puedo sentirlo y apremiarme a hablar, a sonreír, a excitar la palabra. Quizás, por no sacudirme, me revelo en el silencio como un intento de fuga.

Así, alargado sobre la vía, me quedo. Así, silencioso. Sabía que me despedía de la ejecución de un sueño. El desconcierto de la ida, el posible retorno, la nada, la eternidad, el todo, la obsesión, el silencio, la cadencia.

La niebla, su fascinación para silenciar. Y yo en claro desmonte dispuesto a repoblarme. Un irse, mientras yo, anclado a la tierra, comienzo a desvelar las palabras que, de momento, acumulo en un saco."



El mar presume de hondura
y el tiempo de su saber
el mar presume de hondura
el viento, de su poder
la tierra de su estatura
y el hombre, no sé de qué

Prepárate para morir
me dice la voz del tiempo
y es el martirio más lento
que se puede recibir
¿por qué no existe el remedio?

sábado, 12 de diciembre de 2009

Viaje silenciado I



Como una voz en off

Emite su silbido el silencio: ¿Qué es?
¿Es tan denso, quizás, o tan ágil que se oye
su fuga en el aire estancado?

¿Un animal herido? ¿Una saeta?
¿Son las cuevas del cráneo? ¿Las compuertas
de la memoria que se baten? Fuera

permanece la noche y su murmullo
sin acceso posible. La luna es media luna
al noroeste, y en las cajas cerradas

de las luces dormidas tiembla su resplandor.


Rosa Romojaro (Zona de Varada, Algaida Poesía)
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Silence

viernes, 11 de diciembre de 2009

Microrrelato 4: o lo real contado

Hoy, antes de abrir la puerta de casa para ir al colegio, Luis me dijo:

Papi, tengo ochenta y dos amigos, anoche los conté en la cama.


Ante esa frase me removí. Me trastornó por unos instantes. Ahora la recupero sin darme cuenta.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Cosas de antes, de cuando las semillas.



Castañas: alimento básico durante mucho tiempo y durante muchas zonas en España. Ahora son testimoniales (y ni éso) en muchos hogares. Hasta los castañer@s han cambiado de fisonomía y añaden maíz, yuca y tapioca a las ancestrales castañas.
Salvador, amigo de Jarandilla de la Vera me contó el otro día desde el proceso de recogida de las castañas hasta su colocación en los zarzos para que, mediante el calor se secasen y cayesen los posibles gusanos que tuviesen. Yo no conocía la palabra zarzo pero me entraño. Cuando ya me explicó que era un desván especial, encima de la cocina baja de las de antes y con una particularidad: en el entramado de tablas había un pequeño hueco de un dedo, aproximadamente, para que el calor diese más de lleno a las castañas extendidas. Me contó la lluvia de gusanos que aparecía al día siguiente tras el primer calentado.
Cosas de antes. Cosas de cuando las semillas.


miércoles, 2 de diciembre de 2009

En esto del vivir





En esto del vivir, amigo, hay un pequeño desboque, un relincho donde la palabra 'grito' atesora todo tu interior, un interior sencillo donde los trasiegos de emociones especulan con escasas posibilidades, amigo, ya sé que acusas un óxido de romanticismo, de ahí tu temblor por casi todo de lo que ya no, amigo, en esto del vivir.


lunes, 30 de noviembre de 2009

Microrrelato 3: Premoniciones

Quizá la experiencia de la finitud es el único acceso que tenemos a la totalidad que nos llama, y nos pierde, con desmedidas ambiciones totalitarias. Quizá toda experiencia de infinitud es ilusoria, si no es, precisamente, experiencia de finitud. Quizá, por eso, la medida de la lectura no debe ser el número de libros leídos, sino el estado en que nos dejan.

¿Qué demonios importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales.


Gabriel Zaid 'Los demasiados libros', Ed. Anagrama, colección Argumentos




Me leo en lo que leo de los demás. Lo leo en un título reciente: 'La deserción de un escritor'.


sábado, 28 de noviembre de 2009

Microrrelato 2

Si colocáramos esos hermosos versos heptasílabos/pentasílabos de la serrana a modo de frase convencido estoy de que obtendríamos un gran microrrelato donde, a mi juicio, la indiferencia sería el principal tema sobre el que escarbar. Probablemente sea la indiferencia en el amor.
Pues la escucha continuada y obsesiva de este fabuloso tema flamenco cantado por una jovencísima Rocío Márquez me ha llevado a construir otro microrrelato:

Pasó la nieve frente al espejo. No hubo tiempo de decirle nada a tiempo.




Serrana

La nieve por tu cara
pasó diciendo donde
no hago falta
no me detengo.

Jabegote

Se me mojaron las velas
estando la mar en calma,
se me mojaron las velas
y fue de las puras lágrimas
que yo derramé por ella,
que yo derramé por ella.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Microrrelato 1

Voy a entrar en el mundo de los microrrelatos como quien traza una línea firme sin regla. Ahora, de esta línea ya no soy yo responsable. Que cada uno la atraviese como pueda, en zig zag, de frente, por el costado, descalzo o en zapatillas de paño. Lo dejo con la salud colmada a la espera de que lo desgasten o lo engrosen o lo desvistan:


Importa que los saltamontes salten: habremos decidido sobre los rascacielos.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Casa de la palabra

Tiramos dado y vamos a otra casa-museo: Museo de la Palabra.

En la localidad toledana de QUERO esta esa imponente casa-museo. Hurguen en la página y verán que casa más bella. Y no es que yo haya ido aún a ese lugar pero la lectura ocasional de un breve artículo en el periódico me ha llevado ahí. Pero ahora no me interesa la casa sino el relato ganador del I Concurso Internacional de Microrrelatos “Museo de la Palabra” de la Fundación César Egido Serrano. Y no me interesan tampoco los 7000 euros del premio. Las noticias son tan pobres y tan ceñidas al aspecto anecdótico de lo que Soledad Uranga va a cobrar por cada una de las dieciocho que consta el relato que olvidan el valor literario o el rumor que atraviesa una obra, aunque sea pequeña.

El hermoso y sensacional relato es éste:

"Hace días que llueve a cántaros. Y la gata se comió el último grillo que nos mantenía despiertos."

Puede que Soledad Uranga se acordase de Gabriel García Márquez y de los cuatro años continuados de lluvia en el Macondo de Cien Años de Soledad, o puede que se acordase del dinosaurio del genial Augusto Monterroso, o puede que le viniese a la memoria alguna otra situación, o puede que se le ocurriese así, sin más.
Pero ahora el relato es nuestro, amig@s. Y podemos interpretarlo como queramos. Yo me decanto por una derrota a la esperanza de algo. Lo cierto es que desde que lo leí no me quedó más remedio que copiarlo. Lo hice en el móvil, registrado como mensaje que me hubiera llegado. Como si fuese un sms. Y creedme que me ha estado rondando. Pensé en la dictadura argentina, la que ya pasó, pensé en una familia en paro, pensé en una relación amorosa estancada, pensé.
Ahora decidid, si os quedáis con los siete mil euros o con el relato.




Carlos Fava

Scrivo

Scrivo adagio adagio, scrivo con disagio,
in continua attesa di una luce accesa.
Scrivo delle idee, qualche informazione,
uso un po' di arte e un po' di imitazione.
Scrivo bambini, scrivo assassini
scrivo mestiere, scrivo finalmente amore,
scrivo in emergenza, privo di prudenza,
scrivo incuriosito dalla tua coscienza.

Scrivo e sto invecchiando ma mi sento bene
scrivo dondolando nell'ispirazione
scrivo a quattro mani, scrivo solo in coppia
scrivo col pensiero e tutto, tutto, si raddoppia.

Scrivo scrivo scrivo
che la vita è imperfetta per più di un motivo,
scrivo scrivo scrivo
che la vita è bellissima per più di un motivo.

Scrivo con due dita, scrivo finché dura
scrivo la tua faccia che aspettava la paura.
Scrivo e non ci credo a tutto quel che vedo
scrivo del mistero che è invece tutto vero.
Scrivo per scoprire, scrivo per fermare
scrivo e le parole vanno a farsi benedire.
Scrivo quel che sono, scrivo l'abbandono,
scrivo e poi risorgo col vestito buono.

Scrivo risucchiando tutto l'alfabeto
scrivo e mi ripeto mi ripeto e mi ripeto.
Scrivo bambino, scrivo ballerino
scrivo del destino, scrivo, scrivo Giovannino.

Scrivo scrivo scrivo
che la vita è imperfetta per più di un motivo,
scrivo scrivo scrivo
che la vita è bellissima per più di un motivo.
Scrivo scrivo scrivo
che la vita è imperfetta per più di un motivo,
scrivo scrivo scrivo
che la vita è bellissima per più di un motivo.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Casa vacía



Quienes tapian las entradas de la planta baja de una casa vacía olvidan el rumor excesivo que desagua por las plantas superiores. ¿Qué digo? Ya sé, mi nostalgia, mi melancolía, mis alumbramientos auditivos, mi más oír cuando estoy ante el vacío.

Uno de esos libros que uno lee y que no te atoran por su ineficacia literaria porque si no los abandonaría es el que os presento hoy: 'La cima vieja' de Ricardo Defarges. A los 75 años ha escrito poemas como éste que a continuación os dejo. En él la nostalgia esta presente, también la pureza y el despojamiento quedando, lo esencial:

Todavía el amor

¿Cómo es posible amar en la casa vacía?
Has venido de lejos y de cerca,
habitas cerca y lejos.
Amo, mas no deseo,
deseo sin amarte.
Eres indispensable, imprescindible.
Y mis labios, tan fríos como ardientes,
te poseen en aguda nostalgia,
en soledad definitiva.



Creo que esta Farruca de Pedro Sierra es un gozo.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Se te acercan




Soy principiante en la melancolía. Paso por un detalle amado, advierto una falta, vuelvo a la melancolía como principiante, como experto adulterado que a ella vuelve. Tan cercano está su estribo. Ya sé de antemano que no hay remedio, ya distingo desde el pupitre lo que es la vida. Vida: esplendor y grieta. De los que me fueron no es su rastro despejada longitud. Siempre algo me husmea, ese vaho que se nota y que te imprime lentitud. Algo a lo que asistes, ¿para qué?, esporádicamente me pregunto. El caso y ello es, me solía decir alguien ya ausente. El caso y ello es la rumia de amor cuando, con un mínimo reajuste, se te acercan.


martes, 17 de noviembre de 2009

Encarna

Ya sé que este número, idéntico existe más abajo. Simplemente se trata de otra variante más sentida donde el poema de Cernuda, musicado/susurrado por Morente, me arrastra más hacia el lugar.




Treinta y cuatro. Ese es el número que abanicaba a una plaza y a una fuente. Ese número es el que me dijiste donde detenerme. No estaré, me anunciaste, Ella sí. Ella te contará, son ochenta y cinco años de decires, cuentas, historias y secretos. Puede que halles la plaza demacrada, desposeída de todo lo que fue. Esa es una historia lenta y triste. Pero Ella, verás, es instantánea en decidirte por un paseo emocionante. Dile que vienes conmigo, mejor, que vienes de mi parte, o que surges de los prados, o que has remontado el río. Si todo éso le dices, Ella te dirá. En principio verá a qué hueles; si hueles a palabras mías no fingirá y te dirá del redondel de vida de su casa. Ya te comenté que zanjó su actividad. Ya te conté lo que Ella me contó sobre un novio que tuvo que la rondaba. Pero de Ella sale más templado. Son las historias necesarias de que te hablé. Es el treinta y cuatro, no lo olvides. Ese número ya no abreva de la fuente que ya no está en la plaza. Pasó ya tiempo mas no la exclusiva del hombre por derribar. Aprovecha y dile que yo...



Luis Cernuda

Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

Encarna



Treinta y cuatro. Ese es el número que abanicaba a una plaza y a una fuente. Ese número es el que me dijiste donde detenerme. No estaré, me anunciaste, Ella sí. Ella te contará, son ochenta y cinco años de decires, cuentas, historias y secretos. Puede que halles la plaza demacrada, desposeída de todo lo que fue. Esa es una historia lenta y triste. Pero Ella, verás, es instantánea en decidirte por un paseo emocionante. Dile que vienes conmigo, mejor, que vienes de mi parte, o que surges de los prados, o que has remontado el río. Si todo éso le dices, Ella te dirá. En principio verá a qué hueles; si hueles a palabras mías no fingirá y te dirá del redondel de vida de su casa. Ya te comenté que zanjó su actividad. Ya te conté lo que Ella me contó sobre un novio que tuvo que la rondaba. Pero de Ella sale más templado. Son las historias necesarias de que te hablé. Es el treinta y cuatro, no lo olvides. Ese número ya no abreva de la fuente que ya no está en la plaza. Pasó ya tiempo mas no la exclusiva del hombre por derribar. Aprovecha y dile que yo...



Debaju la tu ventana
quité un canto y puse dos
en a cama que tu duermes
bien cujuíamos los dos,
con aire.

Quien pudiera ser el cravu
donde cuelgas el candil
para verte esnudar
y a la mañana vistir,
con aire.

Tu padre y tu madre dicen
que no les deju dormir
ventura tiene tu casa
la que no me deja a mí,
con aire.

Ya sé que estás en a cama
ya se que durmiendo no
ya sé que tienes la mano
donde el pensamientu yo,
con aire.

Si supiera que cantando
daba gusto a mi morena
toda la noche cantando
y a la mañana durmiera,
con aire.

lunes, 16 de noviembre de 2009

GNC



El sábado 14 acudí a un concierto -Centro Cultural Francisco Rabal, de Madrid- en el que un gran guitarrista, Óscar Herrero nos ofreció a escasísimos espectadores, por seis euros, un concierto homenaje a Albéniz y su tiempo, al compositor y su obra, al hombre que supo percibir la grandeza y la trascendencia de la música popular y el flamenco. Calidad inapelable la de este guitarrista, ejemplo también dentro del ámbito de la didáctica musical. Soberbio concierto.

Y el sábado 7 estuve en La Coruña, frente al Atlántico, frente a esa ventana granítica e inmensa que mira al océano. Sensación de viento y yodo. Sensación de apertura, sensación de espera. Alegría y satisfacción.

Vayan estas dos experiencias entreveradas con este tema de Óscar titulado 'MIRAGUA', similar a mirada de agua. Bailen si les apetece.

La obcecada vida de una pared

Sé que el optimismo gime, como sé que gimen mis paredes mientras las blanqueo, las paredes y su sinfonía de cal, y gimen porque saben que alguien preparado con un aerosol va a arrancar una frase, sí, una frase, aunque tenga la letra desfigurada, aunque llore su exceso de pintura, una frase atrevida, me cago en el fascismo, y resulta que el fascismo ya murió, pero alguien, el que ha pintado, el escritor, ha sentido de nuevo el hilo demacrado del ahogo.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Mechero

Me rebelo contra ti, boca, que activas lo que yo quemo.
Tú, boca, fertilidad de nicotina y cuantía sobrada de placer.
Y yo, que mi desnudada llama se interrumpe por tú solicitarlo. No invertiría sino gas hueco si mi orgasmo no dependiese de una chispa.
Pero tú, boca, elucubra volutas que yo habré padecido el efímero instinto de quemarme.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Sobre el riesgo de ser, al menos, dos en la vida

¿Por qué sin ser yo dos vengo y me desplazo, me resbalo hacia ellos? Uno me dice, el otro no reprime, uno calla, el otro enerva al silencio, uno me grita, el otro excluye la moderación, uno me intenta escribir poemas, el otro disuade a la mayoría de palabras que no soporta, el uno que yo me creo ama, el otro se desagua con los labios. El uno me está cerca, el otro se refugia en mi médula.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Praza de Azcárraga: ¡Ay Carmela que chove!



Estábamos en la Praza de Azcárraga. Algo debió de darle al viento para pronunciarse así. Miramos hacia arriba para transitar por esos breves segundos que van de la quietud al disloque. Las copas de los plátanos que allí habían haciendo corro nos recobraron el presagio de la certera lluvia. Me dijiste: '¿te acuerdas?' Y yo te amanecí a Pucho rastreando tu talle.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Locuras a pie de calle

Me llamo Rosario. Mi vida es homónima, llevo las cuentas con el rigor que exige la espera.
Decir que mi matrimonio es un puto fracaso no lo puedo decir porque ya estaría separada.
No, mi vida conyugal quebró, quiebra.
A los tres meses de casarme planteé la fuga. Mi marido se acababa de convertir en un metrónomo.
A los tres años me dije que qué hacía yo dentro de esa situación (en realidad, para mí, me decía que qué coños hacía yo aguantando a ese tío que quería en exceso).
Llevo treinta años casada y el metrónomo sigue, con oscilaciones de celos.
Trescientos son demasiados, pero espero.




Unha vez tiven un cravo

Unha vez tiven un cravo
cravado no corazón,
i eu non me acordo xa se era aquel cravo
de ouro, de ferro ou de amor.
Soio sei que me fixo un mal tan fondo,
que tanto me atormentóu,
que eu día e noite sin cesar choraba
cal choróu Madalena na Pasión.
“Señor, que todo o podedes
-pedínlle unha vez a Dios-,
dáime valor para arrincar dun golpe
cravo de tal condición”.
E doumo Dios, arrinquéino.
Mais…¿quén pensara…? Despois
xa non sentín máis tormentos
nin soupen qué era delor;
soupen só que non sei qué me faltaba
en donde o cravo faltóu,
e seica..., seica tiven soidades
daquela pena…¡Bon Dios!
Este barro mortal que envolve o esprito
¡quén o entenderá, Señor!…

Rosalía de Castro
(Follas novas, 1880)




Poema de 'A las Orillas del Sar'
Rosalía de Castro

Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros:
lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso
de mí murmuran y exclaman:
-Ahí va la loca, soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.

-Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha;
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de la vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.

Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños;
sin ellos, ¿cómo admiraros, ni cómo vivir sin ellos?

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Fruto del paseo




Dicen que el suelo se acaba cerrando. Lo vi abrirse bajo los gritos de los manzanos. Dicen que el suelo es una gran cicatriz constante. Lo vi curarse de inmediato cuando la liebre no paró de correr. Dicen que es viejo. Enhebra viento bajo las piedras que codician su peso. Dicen de su rendición. Las banderas que llevan los lagartos recorren el sol que arde al movimiento. Hablan de su escaso color. Notorio es el permiso de los camaleones para enrojecer los horizontes. Alguien escucha la ceniza acumulada. Los árboles viejos hacen recuento de los metros hallados donde vocear su clorofila. Dicen de la tierra hallada de ciudad. Sí, un cerrojo abatido tras una vida es un hábil adelanto en la dentadura de la ciudad, de tierra en espera. Dicen de la tierra del campo. Basta con cruzarla abierta, de lado a lado.

Planteamientos





Con ese título, a principios del año 98 hice una serie de ¿poemas?
Lo cierto es que en la vertical ya tenía una médula que ansiaba indagar en los hechos que más se pronunciaban en mí.
Ya dije en otra entrada de su ingenuidad, que reconozco, pero ciertos ¿poemas? aún me regatean. Este, por ejemplo:



Indaga si los sonidos que te cruzan
son voces de tu tiempo,
o transcurso de algún río;
son densidad de gorriones,
o la aldaba de tu vieja puerta;
son las sirenas que siempre han raptado
la salud del silencio,
o la tos de alguna fachada o rincón,
son los saltos de tu teléfono,
o la llama que se alimenta de leña;
son las piruetas de un cohete nervioso,
o la agonía de aquel jergón;
son tus voces, coladas a tus sueños,
a tus paseos, a tus labios,
o es una noche de grillos;
son tus voces que no se miden
en la salida, para seguir en ti,
o el violín que liba en la orquesta;
son las gárgolas que en el agua
presienten una parábola,
o es la punta de cien grullas que van;
son los cabeceos de un ciprés,
o el vapor que espera a la leche de un café;
son infinitos sonidos.

Cada sonido asiste a tus pasos,
éstos que hacen de cada camino
una escucha, un catálogo de líneas cruzadas.
Pero indaga, en la intersección,
el silencio.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Castaño incipiente tratando de hacerse un hueco



El entorno donde crece ese incipiente castaño no es el más propicio. Y no por la voluntad de la tierra que, si puede, da. El problema entre las plantas surge del abuso que algunas ya desarrolladas hacen de la luz. Nada más ver ese castaño me pregunté cómo había llegado allí: ¡en pleno pinar de Valsaín! ¿Alguien soltó alguna castaña? Pero lo que me fascinó fue su voluntad de permanecer, su tesitura ante el medio. Un castaño a luz abierta tendría las hojas apuntando al suelo. En este caso, su propósito de distinguirse le llevaba a tener las hojas absolutamente paralelas al suelo. No tengo nada más que decir, ni poético ni literario, ante el asunto. Sólo que, una vez más, simples detalles de la naturaleza nos inscriben dentro de nuestra propia debilidad ante lo adverso: ¿cómo habríamos reaccionado nosotros?

Pensad la posible respuesta tras Amancio Prada y San Juan de la Cruz.





Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura.



¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!

viernes, 30 de octubre de 2009

Otoñecer









'...,la parra otoñece cada octubre, octubrece todos los años, y uno quisiera, como ella, crecer en soledad, tener una apoteosis anual que nadie mira y volver luego a la paz, el silencio de los vientos , la minuciosa vida de los pájaros, mientras el vino de la herida se va cayendo en hojas, decolorando en llamas, empalideciendo como la vieja prima donna (María Callas),...'

Francisco Umbral, Un ser de lejanías.

Otra versión de 'Otoñecer' la encontrarán en Sofía.

Intuyo el invierno cuando me distraigo en el otoño. Y, así sucesivamente, con el resto de las estaciones. Intuyo árboles a la deriva de la quietud. Intuyo el roce del silencio en savia detenida. Otoñece por donde miramos, se vierte el único idioma de las hojas en rojo, traducción simultánea al amarillo, quedarse en ocre y no estallar. Otoñece sin filtro, intuyo el ramaje desnudo, el fundamento desnutrido del árbol, su esqueleto vivo. Son intuiciones mi otoño. Al cabo mi yo se intuye como invierno también.


Lo más vivo: Fernanda de Utrera



Bernarda de Utrera.

Bernarda por siguirillas. Cante más desnudo sí es posible: sólo con voz. Aquí, compás y voz. Voz sedimentada en tercios donde las historias demandan continuar lo más vivo que se encierra en ellas.


Bajo esta primera seguiriya no perturbo la escucha con el texto.



Ay, ay, puertecitas no tenía primo adonde llamar
puertecitas no tengo donde llamar.
Con qué fatigas yo llego a la tuya,
la encuentro yo cerrá,
la encuentro yo cerrá.

Ay, primito mío, mi alma que bien te camelo,
como yo te quiero, que bien te camelo,
porque tu tienes , porque tu tienes
la cara muy gitana y el pelo muy negro,
gitano de mi alma
que bien te camelo.

Ay, ay, que fatigas más grandes me has hecho pasar
qué vergüenza más grande me has hecho pasar.
Yo ando pidiendo, yo estoy pidiendo
de puertecita en puerta
para tu libertad,
qué vergüenza más grande me has hecho pasar.

Ay, qué fatiga, me dieron ganas de llorar,
ganas de llorar('las cátedras').
Cuando sentí,
cuando escuché
el pitito del barco,
la máquina andar,
fatiguitas muy grandes,
ganitas de llorar.

Quién dio aquel tirito
que en mi puerto dio
que los umbrales de mi casa derrumbó.
Quién dio aquel tirito
que en mi puerta dio.

jueves, 29 de octubre de 2009

Mujer viva





Bien sabemos los segovianos que Segovia es un balcón flotante desde el que ver a esa mujer que lo es todo menos muerta.


Admirarla así, enaltecida de retamas en primavera o repasada por la nieve.
Siempre viva, granítica, luminosa.
Mujer muerta germinal, alusión aérea.
Por hoy, y por muchas, las veces de sentirte.
Las de cantar tu registro amoroso.
No detendremos tu agua, serán de probarla nuestras ansias.
Colgaremos tus besos, ésos que al mirarte nos solucionan parte del reposo.





Desde mi balcón flotante
fui colgando tus besos
y ahora todas las noches
repican con el viento.

Corazón mio no llores
ni tengas penas
que si tu pasas fatigas
otros arrastran cadenas.

Que me he salido a asomar,
ya no me arrimo a las rejas
que me solía asomar
que me arrimo a la ventana
que cae a la soledad.
Deseando una cosa parece un mundo
luego que se consigue tan sólo es humo.
Tan sólo es humo niña, que parece un mundo.

Que soy piedra y puede ser
olvídame, pero advierte,
que soy piedra y puede ser
que algún día en mí tropieces
y en mí vuelvas a caer.

El sarmiento en la lumbre
y el que se enamora.
El sarmiento en la lumbre
y el que se enamora
por un lado se enciende
por otro llora.

La iglesia se ilumina cuando tu entras.
Y se llena de flores y se llena de flores
donde te sientas.

De bronce, compañera no más golpes,
mira que no soy de bronce,
mira que una piedra se quebranta
a fuerza de muchos golpes.

Bajo sus pies, bajo sus pies
florecía la mañana.
Y su cabello tenía la cara
de una intacta.

Al andar de la paloma
al andar tu te cimbreas
al andar tu me pareces
un ramo de flores que se balancea.
Tú me pareces un ramo de flores
que se balancea.

El ibas sólo tambaleándose
borracho de amor
borracho de hambre
borracho quién sabe.


Poema de Pedro Garfias musicado por Enrique Morente.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Intenciones truncadas

Igual pudo descerrajar dos tiros. Igual pudo elegir la escopeta entre las tres que tenía, pero descartó la repetidora. Por la paralela es como sintiese el hocico del animal nada más apuntar, era su arma querida, la que conocía la disposición de los matorrales, ¡tanto había ido con ella! Por la superpuesta sabía que norte y sur se pueden deteriorar con un simple gesto del gatillo. Norte era su cara y sur el entramado de su pelvis. Pero ya lo he dicho, que igual le pudo descerrajar dos tiros por toda la contienda amorosa que llevaron constantemente.
Esta vez le perdonó la vida. Su padre justo se había llevado las escopetas a revisión al cuartelillo.
Fue como un mensaje pospuesto.


martes, 27 de octubre de 2009

Desubicados





Olivos centenarios en venta en la localidad de ESTEPA (Sevilla)



Años de vida, años de llanto son a los que yo me encamino.
Esos olivos no son de ahí, fueron arrancados. Un árbol no tiene venta.
Un árbol tiene lugar y disposición.
Desubicado, de un árbol nos quedará su incesante rumor sonoro.
Un no se qué lacerante se me instala en esa parcela tan atroz que los dedicamos.
Si un árbol gime, es para no parar.



lunes, 26 de octubre de 2009

Koroneiki



Fervor por los olivos.
Algun@s ya lo saben de mí.
Mi infancia transcurrió entre chaparros y retamas.
Mi adicción a los olivos es reciente. Media vida llevo tras de ellos.
¡Cómo resurgen, cómo resultan agredidos, cómo son trasplantados! Y ellos dan.
Ya sabéis lo que dan. Otra cosa es estar vinculado al zumo de la aceituna, sí zumo, porque éso es el líquido. No descubro nada pero sí derroto la idea de grasa, que también lo es.
Fue probar hace años una variedad de Creta llamada 'Koroneiki' y sentir algo sensacional.
Probad.

Antonio Machado

¡Viejos olivos sedientos
bajo el claro sol del día,
olivares polvorientos
del campo de Andalucía!
¡El campo andaluz, peinado
por el sol canicular,
de loma en loma rayado
de olivar y de olivar!


Y, ahora, quien quiera que baile. Y quien diga que el olivito es mala leña se las tendrá que ver conmigo:

sábado, 24 de octubre de 2009

Te distingo por decirme




Pasa. Puedo decir que entras y te distingo por tu forma de hablar, esa que habla por dentro. Pasa, puedo decir que deambulas por lo caído y te distingo por como te paras. Pasa, mira desde dentro lo de afuera, te distingo tu forma de bascularla, la mirada que me cae, ya ves, yo caída, tu que la caes y la rozas y te la entiendo. Pasa, sube, verás el cielo, éste no tiene derrota, sí mi techo, pasa y sube, te distingo como quien baja a lo más callado. Pasa, te cuento, te distingo por decirme.





Amor, cuando yo pienso
en el mal que me das, terrible y fuerte,
voy corriendo a la muerte,
pensando así acabar mi mal inmenso;
mas, en llegando al paso
que es puerto en este mar de mi tormento,
tanta alegría siento,
que la vida se esfuerza y no le paso.
Así el vivir me mata,
que la muerte me torna a dar la vida.
¡Oh condición no oída,
la que conmigo muerte y vida trata!

Miguel de Cervantes, 'El Quijote', capítulo 68, 2ª Parte.

viernes, 23 de octubre de 2009

Mayte Martín




Acudir a un concierto de Mayte Martín es asegurarse intimismo, buen hacer y delicadeza. Cante flamenco o cante a poetas. Ella reconoció que en este último disco suyo están todas las Maytes. Mezcla estilos, deja entrever acordes flamencos, derrocha conmoción. Y a los que la venimos siguiendo desde hace mucho tiempo nos hace temblar. Dicho así, temblor líquido en un silencio radical. Agradeció la gran complicidad de sus músicos sin los cuales estos proyectos no saldrían adelante. Olvido Lanza cimbreando sobre su violín, haciendo las mismas sílabas ensimismada cuando le tocaba silencio; Chico Fargas vaciando sus manos en la percusión; Guillermo Prats haciéndose pulgares en el contrabajo de fondo; y José Luis Montón elevando la segunda guitarra constantemente.

El concierto siguió fielmente su disco último: 'Al cantar a Manuel'

El poema que presento a continuación es uno de los que más me gustó. Me toca fibra.
El campo descampado. La mano que tanto ha intervenido en el campo muere, se esconde.
El poeta recuerda su campo interior de Málaga. Mayte aludió a la forma que tiene el poeta de tratar la muerte: 'de una manera dulce y nada dramática'.
Os dejo el poema de Manuel Alcántara y su música doble, la intrínseca y la que nos bendice Mayte.

al sur de los limones

el campo esconde manos, las entierra
al sur de los limones, tierra adentro
vivir se queda huérfano de manos
del nativo decálogo del cuerpo.

tantas utilidades escondidas
residen para siempre en el silencio...

un haz de manos quietas es la muerte
yacimiento de manos es el tiempo
debajo de la tierra no hay saludos
los muertos no conocen a los muertos.

Manos migratorias




Glup 2.0 es un blog en el que el electrocardiograma literario jamás es plano. Cierto es que la mujer tiene una preponderancia en ellos, en el blog y en Pedro, su domador único y absoluto. Siempre hablando de palabras y emociones, claro esta. Nada de circo. Allí me presentó esta entrada que hoy reproduzco aquí para quien quiera, la conozca ya o no: http://glup2.blogspot.com/2009/10/tempero.html



Voy por la senda del morir más clara
y de toda esperanza me retiro;
que sólo atiendo y miro
adonde todo para,
pues nunca he visto que después viviese
quien no murió primero que muriese.

Lope de Vega

(Égogla a Claudio-EL DESENGAÑO)



La pintura se iba a desconchar

No, no llamen si creen que es la puerta del cielo.
San Pedro no os atendería. Pedro existió, fue mi amo.
Murió hace muchos años. Yo también, pero aún hice por mi cuenta cinco años.
Yo soy Bernardo. Me llevaron a un herrero en mi edad madura, a los diez años. Pedro le dijo a Paco, el herrador, mírale la cara, mírasela bien y hazme un llamador con su rostro.
Yo venía de las piernas de Ella, cuando aún era plumón.
La casa donde vivíamos ya está cerrada. El desconche de la pintura es el gesto más inoportuno de lo que se barrunta. Allí hubo vida, generosidad y estímulo. En la casa, en su patio, alrededor de sus kentias luminosas.
Yo ladraba maduro. Viene el juez, decía Pedro. Ladraba redondo, viene Ella. Ladraba descolocado, y pasaban chicos por la calle. Ladraba y quedaba quieto, llegaba Mauricio y metía las cartas por la ranura de la puerta.
Mauricio me toco cuando era plumón porque era vecino de Ella. Mauricio me sentía quieto y decía desde la calle, hay una de Ella.
Le daba las gracias como quien ladra.
Pedro la creía muerta hasta que llegaba una carta.
Vino Ella conmigo a la casa. Unos meses y se fue. Entonces Pedro me llevó al herrero. Y Ella, ... no sé. No sé adónde se fue.
Ella me rascaba, siempre.
Pedro metía sus cartas entre maderas olorosas. Mis ojos eran tristes.
Bernardo, vendrá, me dijo un día con la convicción de un ladrido. Pero Él no era perro y yo olía de largo las cartas.
No vino. Murió mi amo, Pedro. Y yo supe que la pintura se iba a desconchar.





Luego, si me atengo al ocio de la escucha y del escribir, os vincularé al concierto al que asistimos anoche en Madrid de Mayte Martín. Vaya uno de sus mejores temas (definida por Mayte como una grandísima carta de amor: En aquel tiempo



Manuel Alcántara

En aquel tiempo

Yo tuve el corazón capaz de lluvia.
Ocurría febrero con sus alas
y el tiempo digital nos puso juntas
las manos y los ojos y los cuerpos:
toda la tierra que el amor excusa.

Igual que el viento en las banderas altas
se comportó en nosotros esta música.

Me fui quedando acompañado y cierto,
entendido en los bosques de mi jungla,
leñador orgulloso de raíces
que no debieron nunca estar ocultas.
Lo de siempre se puso a ser distinto:
el mar entero cupo en una urna,
el hielo de los vasos provenía
de una lejana nieve, nuestra y única,
mis manos migratorias se quedaron
a vivir en tu tierra más profunda
y en mi boca, de siempre descontenta,
dimitían de pronto las preguntas.

Presenciadas por dos cambian las torres,
la muerte aplaza sus gestiones últimas
y estar vivo se agita y condecora.
La muerte debe ser como un espejo
donde uno mira y mira sin ver nunca.
Ven cerca. Más. Que entre los dos no quepa
ninguna muerte ni ninguna duda.
Te hablo desde febrero y desde siempre:
sabemos del amor por lo que alumbra,
por lo que tuerce y acrecienta y rige,
por su forma de andar en la penumbra...
Y así, sobre semanas perseguidas
izamos con esfuerzo nuestra alma.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Sollozo



Como entrado en tierra estoy
es por lo que voy hacia esos años blancos
en los que el agua pertenecía a la sed.
Pozos por testigos, muchos mermados ya.
Debería, me pregunto, transigir
ante el olvido un elemento
tan relevante como lo es un manantial,
un pozo, criterios ambos de frescura.
Sólo lo pregunto, sintiéndome
como me siento en tierra.
Sólo el desplegar sin sentido
al agua tiene una respuesta,
y no lo digo yo, lo dice
el seco sollozo desde dentro.


lunes, 19 de octubre de 2009

Estimar




Intento hoy
servirme
la justa porción de cal.
La misma de tierra, otra equivalente en sombra.
Apropiadas mezclas para decir
con silencio y
callar con voz la estimada vida,
los amables recuerdos.
Colocar frente al sol
a uno de Ellos
y distinguirlo, por un momento,
de la ventaja del tiempo.