sábado, 23 de mayo de 2009

Vastedad

Donde el mar me añade puede llamarse
vastedad, justo en esa parte que abate,
prolonga o destruye, parte instructora
de lo intenso, extremo navegable al deseo.
Tu no eliges su episodio sereno, o su
indumentaria bravura, entrar donde Él,
no ver horizonte ni tierra, haber hecho
parte a nado y ser, a partir de un momento,
fundamento y rumor, engranaje y hueso,
y, sin quererlo, también instrucción
de la nada, seguro de haberte agotado y
no haber, por parte de las aguas,
su más mínimo aprecio.
Pero oye, así es el mar,
así de injusta tu crecida en Él,
donde te habías creído sal.



5 comentarios:

ybris dijo...

Allí donde el mar nos añade, la vastedad es real.
Y nos supera, quizás nos define,
en todo caso nos impacta.
Quizás más justamente de lo que creemos.

Un abrazo.

Amparito dijo...

Que preciosidad de música, Manuel.
Aquí, las nubes, parecen ir a su ritmo...

Bsos

mirada dijo...

Transmites neste poema un sentimento moi grave, tremendo.
Vívese moi real, como si estiveses alí mesmo, unha imaxen moi ben trasladada.
Dame ganas de mandarche un flotador, o teño atado conmigo, a un sitio seguro, moi seguro. :-)
Noraboa, xa en serio.
Moitas gracias por este regalazo, un poema e unha música fermosísimos.

Inés González dijo...

Grande este "Rumor Sonoro" y grande la fusión con tus palabras, me deleita como lo bordas, un juego dialéctico entre esta música que escoges y el origen del poema.
Un regalo en este domingo nuboso.

Shandy dijo...

"Paciencia, mariñeiro, e rabia e pulo,/ senón perdido estás...Toma tabaco/ Fuma. Descansa. Aguanta. Colle forzas./ Levántate outra vez. ¡Ao mar o barco!

(Profecía do mar, Bernardino Graña)

Bicos vastos, mariñeiro.