miércoles, 3 de junio de 2009

De cómo un árbol seco sencillamente nos habla



Dice esa encina seca,
dice lo que dio de sí.
Escasez de duda habita
en un árbol con patrimonio
tan sencillo de tierra y agua.
No dudar de ser,
ahora, no dudar del no.

No haber el que cala
y no resistir: es triunfo
de la leña que en directo
se advierte. Es cierto.
Un árbol que nos habla
de derrota nos incluye
en la rutina mineral del suelo,
no siendo sino la presentida
humedad que al resto
aún sostiene y vive.

5 comentarios:

virgi dijo...

Aún secos, los árboles nos imponen.
Tronco, corteza, ramas, tienen el mapa de su vida marcado indeleblemente.
Sabiéndose muertos, lucen su dignidad mientras sirven de vida a otros seres.

Enrique Sabaté dijo...

La encina fue un día verde y hoy es testigo de lo que no deja de ser.

Cuando veo árboles secos me inclino mucho más a observar la tierra y lo que nos cuenta.

Salud.

Pedro Delgado dijo...

""Al olmo viejo hendido por el rayo
y en su mitad podrido..."

Ya lo creo que los árboles secos nos hablan... Bueno algunas personas los hacen hablar con más fluidez y encanto que otras...

ybris dijo...

Todo habla a quien está a la escucha.
Lo malo es no escuchar.

Abrazos.

Caminante dijo...

Bonito homenaje a la seca encina. No sé si volverás sobre tus pasos, supongo que sí, aunque sea tras tus derivas marítimas. Besos. PAQUITA