sábado, 19 de septiembre de 2009

Fatigas

Cada día entiendo menos esto que te digo, a ver, amada, explícame sino porqué patinan las abejas en las flores de los romeros del monte. Las he visto tantas veces afanarse en esas flores que tanto te dediqué en miel clavada que no sé ahora de su imposibilidad. Cada día entiendo menos esto que te digo, a ver, amada, cómo sacrifico yo este gran reloj de arena en que te espero cuando un pequeño terroncillo ha echo freno en el embudo, y yo que sopesaba tu espera y tú que girase el reloj que ya vendrías, se detiene el tiempo amada, los granos se estimulan en grumos. Y te beso, sí, lo hago en la distancia. Y antes tiraba una piedra a tu torso de hiedra, una piedra llena de granos de trigo, y al tirarla los pájaros rebotaban su vuelo para especiar al trigo que te habrían de ofrecer. Ahora pían, ¿qué les ocurre, no se mueven? Es igual, te beso sin distancia. Sé que al final haré de ti mi método para no entornarme.

(Disculpad pero antes de escuchar la canción hay un ofrecimiento de cerveza)




Ni el oro ni el diamante
p'a mi tienen valor.
Yo teniendo a mi compañero
me sobra de to.

Desgracia es la mía,
que negra es mi suerte,
que desgracia es la mía,
que negra mi suerte.

Si me viniera, compañero,
temprano la muerte
que ya no hubiese fatigas
tan grandes que pasé
por verte.

5 comentarios:

ybris dijo...

Fatiga, acaso, no entenderse.
Mayor fatiga, sin embargo, callarse eso que no se entiende.

Abrazos.

JosepMª dijo...

Puro poema:
_te beso sin distancia_

Qué voz _Gema Giménez_
No la conocía.
Gracias.

Enrique Sabaté dijo...

Una gran voz la de esta mujer. Los pajaros siempre pían de hambre o desconsuelo.

Salud.

Shandy dijo...

Mmmm...Pues sí, Tempero, a veces resulta difícil y fatigoso entender el lenguaje del amado/a. El mismo gesto, la misma palabra ya no recibe el mismo eco. Y nos suspendemos en el espacio y en el tiempo esperando inquietos una respuesta. Basta, en la distancia, una nube caprichosa que amenaza lluvia o ligera tormenta para que los pájaros se pongan nerviosos y comiencen a piar, o las abejas levanten vuelo y no liben de las flores.
Dámaso Alonso en "Ciencias del amor" dice:
¿Eres limpio cristal,o ventisquero destructor? No, no sé... De esta delicia
yo sólo sé su cosmica avaricia,
el sideral latir con que te quiero.

Que jodío y sandío es el amor, ¿verdad?
Pero a mi me parece que tú no tienes mal método, por lo que leo.

Intimista y poético relato.

virgi dijo...

Se hizo grumos la arena.
El tiempo también se detenía en la espera.
¿Sabe la amada de esa espera silenciosa y tierna, mientras las abejas liban el néctar del tiempo?
Un abrazo