miércoles, 4 de marzo de 2009

Abú Meydán



Sin alejarnos de Córdoba, un gran poeta sufí sevillano, Abú Meydán, escribió unos versos muy encendidos donde el Guadalquivir seguiría siendo un afluente de corazones y jardines de fuego. En esta canción, Nasser, interpreta esos versos con laúd y voz donde lo que importa es el sentido de la emoción al que el amor siempre ha contribuido, desgajándole a uno de su sí. O uniéndole.


¡Oh corazón!, visitaste al amado y no se apaciguó esta pasión.
¡Qué maravillosa es para un corazón que se abrasa en la dicha!
Creció el amor alejándose la paciencia
y al intentarlo ante la visita, se ocultó.
Las llamas del amor las avivó un jardín,
y ante él la voluntad se liberó de la paciencia.




Yo, apenas escriba estos versos callo:


Sé que ella me advierte tras estos olivos.
No padezco lo que sus frutos,
que habrán de transitar hasta el envero
para luego entregarse maduros.
Sé que al otro lado acorrala el río
al castillo. No escapará. Impaciente,
restringiré su salida que no sea hacia
el imponente deseo, que nada escatima
en llamas herradas de fuego.