domingo, 5 de abril de 2009

Costuras vegetales



Antes de seguir con ese tren me apecece bajarme a mi sierra madre, la sierra de Valsaín, donde sus pinos con una corteza finísima escogen al cielo como aliado. Los pinos de allí permiten a uno respirar cuanto quiera, ellos provocan silencio. Ellos son los dueños de la enorme costura vegetal de ese valle que a tinta fresca protegida por la nieve labra el Eresma. Eres más, siempre le digo yo por lo bajini, parece un juego de palabras, pero no, eres más, un río, unos senderos, un alimento, un recorrido, un acercarte a mi boca en el sentido más puro de mi sed, cuando no hay grifos, cuando no hay fuentes, cuando soy animal en ti, tantas veces como te he recorrido sólo, entrenando, ahora andando, subiéndote a la Fuenfría, mirando arriba el montón de Trigo, ese cónico cerro granítico, esos siete picos que ya podrían ser veinte. Respiro, sí, quizás lo necesite.