viernes, 13 de noviembre de 2009

Sobre el riesgo de ser, al menos, dos en la vida

¿Por qué sin ser yo dos vengo y me desplazo, me resbalo hacia ellos? Uno me dice, el otro no reprime, uno calla, el otro enerva al silencio, uno me grita, el otro excluye la moderación, uno me intenta escribir poemas, el otro disuade a la mayoría de palabras que no soporta, el uno que yo me creo ama, el otro se desagua con los labios. El uno me está cerca, el otro se refugia en mi médula.