viernes, 19 de febrero de 2010

A rebato



Partitura particular de escucha de la soleá:

Una percusión arenosa levísima da paso al reconocible acorde de la soleá.
Cuatro primeros versos que El Guadiana ejecuta con suavidad en el primer tercio.
Casi enlazado el segundo, sin falsetas de guitarra, El Guadiana se arranca voz para contarnos una muerte que se hizo.
Rayando el minuto 2' entra de refilón el violín de Bernardo Parrilla. Violín aspero y ondulante. Paso al último tercio donde la soleá entra en un terreno más aireado y libre. Concluye el violín lo que comenzó la arena suave de la percusión.

El viento recorre los recodos del silencio, las campanas no paran de sonar.




El Guadiana

Que toquen a rebato
las campanas del olvido
venid a apagar este fuego
que esta gitana ha encendido.

En la Habana hice una muerte,
la Puebla me sentenció,
la Habana dice que muera,
la Puebla dice que no.

Quisiera darte un beso de amor
y entregarte yo mi grandeza
ay, no puedo, ay no puedo,
el querer, lo que yo no quiero,
no puedo engañarte, no puedo amarte,
ay, le gritaré al viento.

5 comentarios:

alicia dijo...

Es curioso... Casi siempre leo tus entradas desde el trabajo pero como aquí no puedo escuchar la música tus palabras dibujan en mis oídos la partitura consiguiendo que suene dentro de mí. Luego, ya en el hogar, escucho la melodía. Casi siempre se parece.
Abrazos por soleá

mateosantamarta dijo...

Amigo Manuel, espero a que termine lo que escuchaba de Mendelssohn para oir esta soleá que aguanta muy bien el cambio de tercio.Siempre escucho música mientras visito las entradas, lo que me plantea algún problema.
Sigo tu blog con placer, aunque no siempre deje comentario. Un abrazo.

virgi dijo...

Oigo las campanas de la iglesia de mi infancia, justo al lado, mientras jugábamos en la plaza. Entre unos toques y otros, se cuela esta bella soleá. Gracias por tantos acordes.

JosepMª dijo...

El Guadiana
Le grita al viento.
Qué hermosa soleá!

Las campanas no paran de sonar,
pero se acaban los campaneros.
Campanas tocando a muerto
o interpretando
un concierto;
llamando a misa o rosario,
a fiesta o a procesión,
según marque el calendario.
Repicando
sin manos ni corazón.
Llamada fría,
conectadas al programa
de ordenador
de sacristía.

Ay! No puedo...

Amando Carabias dijo...

Me pasa lo mismo que a Alicia, qué curioso