sábado, 22 de mayo de 2010

Dedicar la casa a la proa


Ya yace el mar junto a la casa.
A partir de ahora te digo
los veneros azules que hallarás
si traspasas la puerta.
La rutina bajo un remo,
removiéndose,
filtrándonos en la musculatura
de los delfines. Fue sencillo traer
el mar a puñados, a un lado la sal,
a otro el agua con su espuma concentrada.
Fue preciso traérnoslo,
dedicar la casa a la proa y,
sin más, dejar de llorar.



Dejadme llorar

Dejadme llorar a mares,
largamente como los sauces.
Largamente y sin consuelo.
Podéis doleros...
Pero dejadme.
Los álamos carolinos
podrán, si quieren, consolarme.
Vosotros... Como hace el viento...
Podéis doleros...
Pero dejadme.


De los álamos y los sauces. Rafael Alberti.

13 comentarios:

Isolda Wagner dijo...

Manuel, me has dejado sin palabras.
Emocionante ese trasiego del mar hacia la casa... y los versos de Alberti en boca de Poveda.
Un conjunto exquisito de verdad.
Besos de azul del mar.

Tempero dijo...

Ante todo, Isolda, lo que no deseo es que os quedéis mudos. Hablar al menos como Muddy Watters, aunque sea cantando.
Diste con una palabra clave que me gusta: Trasiego.

Besos trasegados, pero de vino.

Amando Carabias dijo...

¡Cómo nos atrae el mar en Castila!

Como dice Isolda, todo es conmovedor y exquisito.

Me han gustado estos versos. Quiero decir que me han gustado especialmente estos versos:
"La rutina bajo un remo,
removiéndose,
filtrándonos en la musculatura
de los delfines."


Manuel, marinero en tierra. -:)

mirada dijo...

Recordáchesme a Manoel Antonio, un poeta galego de Rianxo, de principios do s.XX.
"cumplido los 30 años. Un lastimero sonido de gaita lo acompañó en su entierro y el mar despidió con rumor de embravecidas olas a su poeta preferido, al hombre que había sabido mirarlo mejor que nadie."

Es muy dificil saltar la barrera del silencio, Manuel, hay poemas tuyos que entran directos al corazón.
Gracias.

JosepMª dijo...

Tempero.
Siempre encuentro,
en tu blog,
algo que aprovechar:
Imágenes.
Ideas.
Compañeros de viaje.

Miguel Poveda
cantando
a Rafael Alberti.
Doble lamento.
Marineros en tierra
gimiendo por el mar,
gimiendo por la vida,
gimiendo por la libertad.
Contundentes.

Gracias.
Amigo.

Porverita dijo...

Poeta de las imagenes: qué preciosa casa sombreada y anclada en el azul del mar... deseado.

Perdona que no escuche el poema de Alberti en la voz de Miguel: era el disco y la canción que escuchaba en casa cuando me enteré de los atentados a los trenes del 11 de marzo. Lloraba entonces, sin consuelo, y vuelvo a llorar cada vez que la escucho.

Podéis doleros... pero dejadme.

Inés González dijo...

Esta puerta cerulea intensa tiene mucho que ver con las innumerables puertas azules del mágico Chefchouen, pueblo marroquí enclavado en verdes montañas, allí tb esas puertas invitan al mar imaginario, fascinante y cargado de historias.
Poemas entrecruzados, Alberti y vos, y esa versión casi operística de Poveda no nos dan respiro.
Una bellísima entrada!

Tempero dijo...

Amando: (del mar)

nos atrae su bocanada de agua

Tempero dijo...

Guada: (al mar)


¡Díganme si lo puedo sujetar!

Tempero dijo...

Josep María: (en el mar)

¿Qué os digo si la profundidad es mi patria?

mirada dijo...

¡Y qué ese mar quiera acostarse en tus labios!

Tempero dijo...

Porverita: (dentro del mar)


Si a llorar me abro, déjame que te incorpore.

Tempero dijo...

Inés: (al mar)


Al mar lo invento un azul de la envergadura de un cóndor.