sábado, 26 de junio de 2010

Paladar en seco



En uno de los textos que circulan por ese mural de Cosmocaixa (Alcobendas) dice que:

El paisaje externo de un ser vivo es una de sus partes internas más trascendentes.

Os dejo con esa frase que asumo hasta la médula. Y os la dejo frente a esa rotonda de la misma localidad de Alcobendas donde los surcos son de hormigón blanco y durísimos. Eso sí, los olivos al menos tienen buen aspecto.
Ya veis surcos en contraste con los de la anterior entrada.
Surcos de hormigón, vista simulada.
Amo la tierra de verdad, no quiero el paladar seco.







Salvador Távora y la Cuadra de Sevilla

Mi sangre va por los surcos
empapando los terrones
el fruto de mi trabajo
se lo llevan los señores.

De lo olivos las aceitunas
de mis esfuerzos los sinsabores
escarcha fría en el invierno
y en el verano son las calores
los campos blancos de Algodonales
se vuelven grises con mis sudores
y mi voz rota de tanto grito
`por esta tierra de mis dolores.

6 comentarios:

Porverita dijo...

Pues si el paisaje externo trasciende mi ser interior ¡pobre de la Porverita atrapada en el feísimo barrio de Tetuán!

Aquí, ni olivos, ni surcos pretrificados.

Salud, amante de la tierra.

Isolda Wagner dijo...

Es una imagen chocante, pero tiene algo hermoso. El contraste entre la vida del olivo y los surcos blancos como un gran túmulo.
De todos modos, no me gustan las rotondas, me quedo con la frase de Cosmocaixa.

Hablando de paladar, estoy disfrutando del aceite que me llegó de tu mano, tiene un sabor exquisito, muy distinto del nuestro, un punto más fuerte de entrada y un regusto afrutado que lo distingue claramente.

¿Te dí las gracias por el poema de Muuñoz Rojas? ¡Qué grande!
Besos dede el interior.

Tot Barcelona dijo...

Mejor dejar a la tierra ser tierra, que no disimularla con cemento...

mirada dijo...

Yo influyo, tu influyes, él o ella influyen, nosotros influimos, vosotros influís, ellos o ellas influyen....

XD

mateosantamarta dijo...

Sigo sordo.
Se me ocurre que esos surcos son al olivo lo que el laberinto a Asterión-Minotauro. También los prefiero de tierra y, si es posible, con tempero: garantía de crecimiento hacia el cielo -ya sé que tú no crees-. Un abrazo.

JosepMª dijo...

Ayer estaba cabreado
por ese horror de cemento blanqueado.
Hoy,
(algo tarde,
pues has abierto
ventana nueva)
decido clamar en el desierto:
Diseño de Palurdos!!!
Cuando la gracia del Jardín Zen
son sus incontables,
acariciadas,
mudables
piedrecitas blancas...