lunes, 6 de septiembre de 2010

Todo ayer: leerse

Todo ayer: lo recibo mientras te vuelvo a leer.

Estabas sentada en la mecedora. Llovía. ¿Sales?
Te levantaste atravesando el porche. ¿Sales?
Estabas descalza: barro y agua te empezaban a modelar los pies. Te quedaste inmóvil.¿Sales?
¿Cómo no sentir así la exclusividad del agua?, pensé. Había hecho mucho calor, tenía en la mano tu último libro de poemas, 'Todo ayer'. Tú me mirabas mientras te iba leyendo lo que ya sabías, lo que en tus labios repetías calladamente. Y todo ayer era tu libro y fue ayer, también. Y es que puede ser tanto todo. ¿Sales?
Fueron cinco minutos de calarnos.
En un poema tú decías:

Si la lluvia rápida nos hablase.

Todo ese ayer lo recibo mientras te leo sin ti.