jueves, 2 de diciembre de 2010

Bulería de mustangs

Se imaginó ese caballo negro. Dejó de imaginar porque hacia ella venía. Veloz, encogiendo el aire.
Caballo loco, cielo en huracán venido al suelo. Hacia ella no uno sino un delta de caballos. Hacia ella, hacia el mar. La sangre que vierte su ola en las manos. El desbocado olor del tomillo, la estepa, la delicada y fuerte calidad del trote. ¿Qué podía aventajarla ya?

Mustang

Imagínate una pradera yerma, un frío intenso, un ligero viento, un sol que se permite a tu cara.
Imagínate una silueta muy al fondo atrapada por la poca hierba, imagínate el péndulo de su larga crin.
Imagínatelo de negro, su perfil de dentro lleno de sangre.
Imagina que viene hacia ti, entero, con su luz puesta en tus ojos.
Imaginemos que el calor no se doma y que el frío entra en combate.



Mustang