martes, 25 de enero de 2011

Teja


En algo tan sencillo como una teja
que ha estado rozando el barro y la madera
del techo de nuestra casa habita
el incremento de nosotros mismos.
Es una posesión de musgos y líquenes
lo que atesora cualquier teja ajustada al norte,
y para mí, además, ejerció todo un devaneo
de agua en una cómoda postura.
Mirar esta teja a través del precipicio de sus años,
ajustar los nuestros a su agua y al río al que,
probablemente,
acompañó. Una deriva,
la vida,
en una teja.


6 comentarios:

Susan Urich Manrique dijo...

"Es una posesión de musgos y líquenes
lo que atesora cualquier teja ajustada al norte,"

Cito esta parte por ser la que me gustó más. Me gusta el manejo del espacio, cómo has hecho caber la idea del paso del tiempo en un teja. Un saludo.

Isolda Wagner dijo...

No sé quien te trató de señor y te habló de la grandeza de las palabras. Lo digo también. No importa el cómo; importa qué dicen tus versos, con o sin gin tónic. Las palabras se disponen a brotar en el orden preciso. Ellas mandan. Maravillosa la vida descrita bajo la teja fijada tanto tiempo al norte. Me sigues impresionando cada día.
Besos fijados en el sur.

Tempero dijo...

Susan:

Cuando uno ha vivido 45 años bajo una teja creo que algo tan sencillo como lo que es dicho solo requiere pararse a pensar un poco. Creo que ante los objetos cotidianos nos debiéramos rebozar más con/entre ellos. Ahí hay una cosa que es lo que yo llamo la poética del pan, lo que tenemos a mano y nos hace vivir día a día.
También me parecen relevantes las piedras, con las cuales comulgo por gustarme en exceso. Pero con quien no comulgo es con las losas. Sobre ellas la gente permanece siglos y ya nada cambia. Mejor que lo esparzan a uno. O que lo coman (y lo digo en confianza y con absoluto convencimiento, pero en esta sociedad tan tonta esto último parecería una aberración).
Saludos.

Tempero dijo...

Isolda:

las palabras están más que brotadas. Todas están. Lo que brota es la idea: precisa o imprecisa: sólo hay que ponerle orden. En el órden creo que reside la clave poética. Y ahí intervienen los cinco sentidos, pero sobre todo el oído.
Ese sí es poético.
Besos.

Hoba W. dijo...

Cuanto acuna esa teja, Manuel..cuanto cobija, cuanto entrega, me recuerda a la paleta de cierto artesano de palabras :)

(Y no, no he podido evitar hacerle cosquillas al musgo con la yema de los ojos..)

Y ese suelo..ese..

Tempero dijo...

Hoba W:

Tus ojos son meteóricos y cacheadores. El suelo ese tiene tantos líquenes como el tejado.
Por cierto, gracias por recordarme que en el sobrado de mi casa del pueblo hay una cuna cuyas patas tienen esa forma de teja.
Acunar, ¡vaya verbo tan lleno de llovizna!