jueves, 5 de enero de 2012

Ex(citarse) 2

Lo que malogra la existencia es el afán de posesión. Posesión de afectos, de recuerdos, de personas, de animales, de objetos, de personalidades, de cultura, de fama, de amores, de anécdotas, de talentos, de belleza, de gracia, de bienes, de felicidad, de creencias, etcétera, etcétera.
Lo que malogra la vida es la condición humana. ¿Quién ha visto un caballo voluntariamente ocupado en algo más que comer, excretar y fornicar, en caso de ser potro?

Julio Llinás,
Querida Vida, Ediciones El sol de Ícaro.

La he visto con otro, de Tango Quattro. Disco: Fin de siglo.

4 comentarios:

Tomás Rivero dijo...

Yo comparto a medias las palabras de Llinás.
Quiero decir que tiene razón en lo que dice si hay afán de posesión.
Si tan solo hay posesión, no estoy de acuerdo. Es en el afán dónde a uno se le escapa la belleza entre los dedos.

Este Llinás y yo vamos a tener que hablar. ¿Quién ha visto a un potro hablando como Llinás?


Un aberazo, manuel.

Tomás Rivero dijo...

Oye Manuel, tú que te llevas muy bien con el medio rural, ¿qué quiere decir aberazo? A mi me suena a brezo, con brazos.

No hay nada como equivocarse, para acertar.

Un abrazo. Ahora sí. Y con el olor del brezo.

Tempero dijo...

Tomás, tu afán lector te posee. Muchas veces la lectura radica en el matiz que, por supuesto, es la guinda del autor. Ser posesiv@ es ser despructiv@. Poseer con afán también es malo. No me veo, de momento, no poseyendo nada.

Lo de aberazo me suena bien. El medio rural es el mío, no es que me lleve bien.

Abrazos, poeta.

Shandy dijo...

De acuerdo con la primera afirmación.(Aunque se puede tener sin poseer: yo tengo a las estrellas, pero no las poseo. Mis recuerdos me tienen a mí, y me construyen y me alimentan...Puedo elegir que hacer con ellos (construir o destruir) precisamente por mi condición humana. Por eso no estoy de acuerdo con la segunda afirmación. Creo que no renunciaría a mi condición humana. Un caballo puede ser poesía, pero el arte es una construcción humana.
De todas formas, me gusta la prosa de Llinás, por su condición humana, por sus contradicciones, sus recuerdos, sus provocaciones...

Besos con condición humana