sábado, 7 de enero de 2012

Ex(citarse) 3
















Mi amor por la tierra es tan grande que en mi infancia en Martínez le pedí al jardinero que cavara un pozo de mi tamaño. Me introducía en él y pasaba largas horas en contacto con la tierra fresca, gorda y negra, apoyando en ella mis mejillas, acariciándola, observando sus pequeños habitantes, escarabajos, lombrices y "bichos bolita".
Cuando se me buscaba sin hallarme, mi madre o mi tía decían: "Ha de estar en el pozo".

Julio Llinás, Querida Vida, Ediciones El sol de Ícaro.

Tres esquinas, de Tango Quattro. Disco: Fin de siglo.

4 comentarios:

Shandy dijo...

Me gusta la sencillez de la prosa de Llinás, como transmite "sus" recuerdos ... Un material poético inestimable para escribir su Querida vida.
"Bichos bolita", jeje, los recuerdo, "zapaterillos" grises que se enroscaban al mínimo contacto. Ya no los veo...

Besos

Tomás Rivero dijo...

En mi patio, entre las macetas, bajo los platos de barro que permanecieron sin moverse durante los meses que duró el invierno, se esconden a docenas. Y se hacen bolitas grises.
Durante el verano, no veo ni uno.

Este fragmento me gustó, como dice Shandy, por su sencillez. Y en parte por haberlo vivido, también.

Un abrazo.

Tempero dijo...

Shandy, conociéndote como nos conocemos, sé que este libro de Julio Llinas tendrá un hueco en lo que te dura un cigarro por Sarria.
Un besazo, cara de bichita enroscada.

Tempero dijo...

Tomás, otro de los nombres que se les da a esos bichitos bolita es el de chanchitos de tierra.
No, si al final acabamos todos entomólogos.

Aberazos.