miércoles, 11 de enero de 2012

Ex(citarse) 5


Considero que la sociedad es enemiga de la naturaleza. Mi rebelión contra ella es cultural. Mi amor por la naturaleza es genético.

Julio Llinás, Querida Vida, Ediciones El sol de Ícaro.

Cecilia Todd, Canto de Ordeño
(Gracias, R. por descubrirme todas esas voces de allá)

12 comentarios:

Tomás Rivero dijo...

El amigo Llinás lo mete todo en el mismo saco.

Veamos, si podemos arreglarlo:

Considero que la sociedad capitalista con su división y lucha de clases, ha convertido la naturaleza en un campo de batalla, dónde evidentemente la clase ganadora, lo está dejando arrasado, pelado como la palma de la mano.
Los pobres no podrán comer ni hierba, para que mi amor genético no se vaya al carajo.

Vale.

Abrazos de aberazos.

Shandy dijo...

A los genetistas les voy a pedir que aíslen y estudien ese amoroso gen. ¿Podrán introducirlo en el ADN de los depredadores y malos bichos humanos?

Un buen regalo para la mirada ese paisaje. Esperemos que no quede sólo en el recuerdo.

Carmen dijo...

la naturaleza abarca más que tierra, al igual que tu amor por la naturaleza no se limita a la tierra pero está en tu genética de tal forma que es de las primeras palabras (si no la primera) que se asocia a ella

Te dejo otro poema de Milosz en el que la tierra es amiga aunque empiece deslumbrando el sol


El sol

Los colores son del sol. Pero él no tiene
ningún color particular, porque los tiene todos.
Y toda la tierra es como un poema,
y el sl sobre ella representa al artista.

Quien quiera pintar el mundo en colores
que no mire nunca directamente al sol
porque perderá la memoria de lo que haya visto,
y sólo le quedarán gotas ardientes en los ojos.

Que se arrodille, que incline la cara hacia la hierba
y mire al rayo reflejado en la tierra.
Allí encontrará todo lo que hemos lanzado:
albas y crepúsculos, rosas y estrellas



la casa de tu paisaje es muy parecida a mi casita soñada, que no imaginada, la mía estaba junto al río


un beso Manuel

Ventana indiscreta dijo...

Pues yo no quiero ser menos que Ícaro. Y lo digo por continuar con la estela de Milosz. Y el poema que te voy a dejar es un poema que me dejó, me deja y me dejará una urticaria hermosa sencillamente porque amo a la tierra, dependo de ella y, sin duda, ella seguirá y nosotros no sabremos.
El poema procede de su libro 'Regiones lejanas'. Su título 'El cardo, la ortiga'.

El cardo, la ortiga

El cardo, la ortiga, la bardana, la belladona
Tienen futuro. Suyos son los páramos
Y los herrumbrosos raíles, el cielo, el silencio.

¿Quién seré para las generaciones futuras
Cuando tras el clamor de las lenguas el silencio obtenga su triunfo?

El don de disponer las palabras tenía que redimirme
Pero tengo que estar preparado para una tierra no gramatical.

Con el cardo, la ortiga, la bardana, la belladona,
Sobre las que sopla una brisa, hay una nube soñolienta, silencio.


P.D. Este es el poema a que te hice referencia, Tomás, por si me lees.

América dijo...

Firme declaración de vida.
Bello canto a la naturaleza.

Un abrazo.

Tomás Rivero dijo...

Sofía, te leo. Qué rebuscada eres, joder! Menos mal que a algunos simplificamos la vida, dándole su nivel apropiado de insignificancia.

No es mi poema favorito. Como tampoco es mi poesía favorita, la de este poeta.

Tempero dijo...

Tomás, el amigo Llinás fue un buen y loco vividor criado desde pequeño en Gutierrez, un pueblo rural de Argentina. Eso le provoca, no meter los pensamientos en un saco de plástico sino sacarlos de un saco de rafia, o de rabia, para ser más exactos. Su modo de pensar es muy sereno y muy claro. Sabe que la naturaleza es única e indivisible. Llinás tiene más razón que un santo.

Aberazos.

Tempero dijo...

A ver si va a ser ahora que en la clonación de los seres humanos está la solución. Si es así, manos a la obra, a destripar ese genoma amoroso y a crear la Arcadia.

Shandy, ese paisaje lo traeré con sus respectivas estaciones y evoluciones. Espero poder ensenhártelo algún día: mi infancia por partes.

Tempero dijo...

Ícaro y Sofía: no soy el hombre del saco, pero os meto a las dos en el mismo, de rafia o de sisal, o sea de buena fibra. Y os contesto con un trocito del poema que Milosz hace al cuadro de EL JARDÍN DE LAS DELICIAS donde en la parte dedicada a la Tierra dice:

Cada día aquí es de recoger bayas.
Los dos mordemos fresas silvestres más grandes que un hombre,
Nos surmergimos en las cerezas, chorreamos zumo de uvas,
Celebramos el color carmín
O el rojo dorado, como bolas del árbol de Navidad.


Besos a las dos.

Tempero dijo...

R: a América aún le queda mucha vida. Espero que la prosperidad de América del sur no lo sea a base de esquilmar los recursos.
Esa declaración no puede ser de otra que firme.

Disfruta estos días.

Tempero dijo...

Tomás, ¿tienes algún litigio con Sofía? Perdona mi indiscreción.

Tomás Rivero dijo...

No para nada, creo que es una manera de acercarse a la literatura muy bizarra.
Pero sí que es indiscreción. Sí.

Y hablando de Llinás, será lo que sea. Fantástico. Yo me limito a no estar de acuerdo con un fragmento de texto, que está sacado de contexto, supongo.
Yo soy revolucionario profesional y me repatea la tibieza de los textos. Como si el planeta estuviera lleno de seres humanos todos iguales. Y no. Es totalmente falso y torticero.
Lo bucólico y lo nostálgico y el color de los besos y la melancolía es de derechas o de izquierdas, no hay independencia en el vuelo de un pájaro.