jueves, 6 de septiembre de 2012

Ser trazado 7

Sostenerse es un milagro, y más aún la serenidad, pero alegrarse rebasa toda medida.

Rafael Cadenas de sus DICHOS.




Momentos antes siempre alguien lanza algo.
Luego cae, la útil gravedad.
Estar suspendidos en estúpido sueño,
como si nuestro peso
no fuese necesario.
Lanza y pluma se hallan
en el mismo dossier de los abatidos.
Quiero rozarte.



Farruca de Lucía de Paco de Lucía

6 comentarios:

Nená dijo...

Precioso poema señor Tempero; desde la forma sutil como tratas la propia gravedad del ser humano, el lugar que ocupa -aunque no quiera-, hasta la bella imagen de que tanto la lanza como la pluma acaban ambos en el mismo lugar, irremediablemente.


Nená

Tempero dijo...

NenÍ este ha sido uno de los poemas más azarosos que han surgido de esta cabecita mía. Normalmente voy tirando de fotos actuales y ésta fue elegida al azar, pinchando a ciegas en un montón de archivos desplegados. Es cierto, Není. A esta foto la amo mucho, y la que la antecede también. En la imagen hay un golpe y un posterior desequilibrio: eso somos. Un árbol, en lo alto de la sierra, a base de viento de tuerce, nosotros nos zarandeamos (zarandeo es una palabra hermosa, inmensa, dependiendo para qué y desde quién, nos desequilibramos y caemos.
Al final, de este poema resultaron dos cosas, dos mensajes. Pero eso sólo lo se yo. Quien lo lea que imagine.

Manuel.

JosepMª dijo...

Leo.
E imagino.
Sí, es un poema que vale por dos.
No es triste.
Aunque hables de estúpido sueño.
¿Qué seríamos sin soñar?
Aunque despertemos a golpes.
Aún caidos.
Te salva este deseo de roce.

La fotografía tiene algo de magia.
Intemporal.
Es de una precisión geométrica.
Un suspiro.
Un vuelo.

Un instante de caida.
Ícaro a golpes.

Las leyes del equilibrio
rezuman
crueldad.

Rozar
es alcanzar
acariciando.

Y la guitarra
de Paco de Lucía.
Magnífica.

Inés González dijo...

Cómo me gusta el comentario de Josep! ha descrito esta entrada magistralmente, yéndose más allá, a una reflexión filosófica sobre el ser humano y la vida.
El deseo como pulsión, siempre nos salva, del abismo, de la necrosis, de la inmovilidad.
un gran saludo!

Tempero dijo...

Sé de tu incondicionalidad para conmigo, Josep. Te lo he dicho muchas veces, gracias. Otras tantas más.
Muchas veces me imagino tu mirada de sedimento, tu escucha cimentada, tu precisión de estalactita ante lo que humildemente escribo y se me ocurre.

Esta mañana según corría pensaba en los salarios de los obreros, pero así, como el que no quiere la cosa, a nivel mundial, dentro de este apestoso capitalismo destructor. Y zancada hacia adelante me decía que el problema no es que aquí nos los bajen sino que en otros sitios los suban. Las leyes del equilibrio rezuman crueldad. quede como epitafio para el capitalismo cuando haya sido sustituido por otra versión.

Y esos tres versos tuyos:

Rozar
es alcanzar
acariciando.


evidencian la temprana utilidad de las manos que, ¡cuántas en desuso!

De la guitarra mejor estamos de acuerdo.

Abrazo, amigo necesario.

Tempero dijo...

Inés, parece que estuvieras al acecho de los comentarios de Josep.

El deseo como pulsión: tu lo sabes bien.

Un beso fuerte.