miércoles, 10 de octubre de 2012

Esto que me está pasando

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Ayer estaba arando una tierra para sembrar trigo. Me bajé a retirar una piedra grande. Siempre que he levantado una piedra en el campo he mirado con mimo y con prudencia; a partes iguales. Ayer me encontré este sapo. Son ellos unos de los animales más sensibles al cambio climático. Dependen mucho de la tierra, de la humedad. No quise luego atropellarlo con los arados o pisarlo con las ruedas. Lo retiré y lo fotografié.
Su piel es de tierra, es de lluvia. La mía también.


Soleá. Bulería. Soler  de Juan Diego de su disco LUMINARIA

Ay! Esto que me está pasando
se lo contaré yo a la tierra
cuando me estén enterrando.

Esos tres versos los canta Diego Carrasco en esa soleá por bulerías. Tan sencillos como magníficos: no decir lo que nunca vas a decir a nadie.

5 comentarios:

Inés González dijo...

Para mi este sapito se tomó un par de Riveras de los buenos, o quizás esos Godellos del norte, no?
Mirale los ojitos en compota que tiene!

Inés González dijo...

Antes que me digas nada, corrijo, Riberas, con "B" larga, los argentinos siempre chanfleamos en las s,c y z, como así también en la v, y en las b.

JosepMª dijo...

El sapo
es una bendición
de la tierra.

En mi viejo huerto
(ahora descuidado)
siempre escogen
los mismos rincones,
húmedos.
Están a salvo:
En verano
abro el riego
para ellos.
Y para la fiel higuera.

Esa guitarra:
¡Inmejorable!

Tempero dijo...

Inés, pareciera que los vinos nos asumiste tú de buen grado. Pero no, sé que andás baja de consumo. Tenemos que retomas esos tintos de todas todas.
Ese sapillo tiene el ojo así porque el sol le daba de lleno, que todo hay que decirlo. Hacía un día espléndido y lo situé a capricho para que saliera bien en el retrato.
El ojo, si lo miras bien, cosa no rara en ti, es todo un modelo de inspiración para diseños. Un pararito común, amigo de ambos, me lo ha relacionado con los botones que llevan esos trajes llenos de brocados. Y es que ese pajarito tiene un rada visuá (radar visual) que no veas.

Un beso, Negra.

Tempero dijo...

Josep, siempre que me comentas en como si entrase en un leve descenso con tus palabras. Ese descenso mismo que tu haces tan vital como lleno de sosiego o de desasosiego. En este caso, el sosiego. Tu irrupción dentro de ese huerto para asperjar la bendición del sapo y la pura mención de la fidelidad de una higuera me hacen sentir cómodo dentro de un hombre bueno.

Abrazos, amigo.