domingo, 15 de enero de 2012

Ex(citarse) 7

He escrito un libro de poesía erótica que titulé Erotikós. Una pudibunda estupidez suele reinar en las escasas páginas consagradas a la poesía erótica, generalmente concebida como literatura de salón o lujoso pasatiempo. Es muy difícil, en ese terreno, llamar a las cosas por su nombre sin hacer pornografía o sin caer en un hermetismo retórico. El erotismo no puede ser hermético, pues negaría su naturaleza misma, que es la emotividad. Tampoco han de confundirse los devaneos sentimentales de la poesía llamada de amor con la intensa realidad de la poesía erótica, que provoca el estallido del deseo. Una palabra fuerte bien plantada puede desencadenar una tormenta de emociones sepultadas vivas bajo la tiranía de las buenas costumbres.

Julio Llinás, Querida vida, Ediciones Sol de Ícaro