martes, 19 de marzo de 2013

El bosque


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Quién media para que yo viva
en este bosque dividido.
Hay sangre en forma de bruma,
hay coraje, hay llanto.
Hay jabalíes, hay devotos de las ramas,
hay transeúntes llenos de tierra,
hay virajes hacia las fuentes.
Un laberinto, vasos de clorofila
y veneno en forma de monedas.

Hay cadáveres encinta,
mirlos disecados,
hay claves de sol,
está Bach como única fortuna,
se ven hombres con su azadón.






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5 comentarios:

JosepMª dijo...

No defino ese entramado
(¿vegetal?)

Jodido
este bosque dividido
que describes.

Se me arrufa el cogote.

Porque
en este bosque vivimos
o vamos muriendo.

Nos rematarán
procesionari@s
adiestrad@s.
Con Bancos de papel,
Boletines Oficiales
y Sanidad Privada.

La Educación Pública
no existe.

Inés González dijo...

El ojo vidrioso, quieto, sin pestañear, acude al llamado de la imagen, ella segura de su belleza se queda más quieta aún.
Esperando, entregándose al disparo que de alguna forma la inmortalizará, no sé por cuantos años. Diez, veinte o quizás para siempre.
Después, no habrá después, como dice el tango, y la seta languidecerá satisfecha habiendo cumplido su ciclo vital.
Y vos la descargás, la troceas y le imprimís estas Cordenadas de Intimidad bajo la descripción de Fotopoema.
Estos versos finales que has añadido me traen a la memoria al gran Nabokov, en su mágica Ada o el Ardor, donde la pasión, el descubrimiento y el sufrimiento se balanceaban en las tripas de la naturaleza.
abrazos

Tempero dijo...

¿Desvelado ya ese entramado, Josep?
Una simple y maravillosa seta seca y un bosque serás.
Gracias por esa palabra que desconocía y que tan bien se pega a la cerviz: arrufar. Eres un sabio, de saber, de ver y de rabiar.
Ya que me has mencionado las procesionarias he de regalarte pronto unas, en imágenes, por supuesto. A veces dudo si la educación en su sentido más hondo existe, ya no pública y privada. Estamos como estamos por ser unos educandos precarísimos. Don dinero, ¿verdad?

Pero no hay otra forma de vivir, ¿o sí?

Para alcanzar la libertad no dudes
en desprenderte de todo, de todos.
Vida que se supiera al borde del abismo.
Todo lo perderás,
y aunque te pierdas a ti mismo,
náufrago serás y luz de día.


Este poema es de un autor que se suicido. Costafreda llevaba por apellido.

Abrazos, amigo.

Tempero dijo...

Como sabes, Negrita, a Nabokov le gustaban mucho las mariposas. Ya me gustaría ser a mí la gran monarca y viajar desde esos bosques de Canadá hasta esos otros de Michoacán, en México. La mariposa es grácil y efímera. Y hay quien vuela sin rumbo.
La ejemplaridad de la vida animal y vegetal es la que cuenta aunque nos empeñemos en hacerla poco caso.

En este caso llevabas ventaja: me viste hacer la foto. Si no, otro gallo hubiera cantado.

http://youtu.be/fLmiX-MbNsE

Un besote.

Anaís dijo...

El bosque, ese entramado de luces y sombras que es la vida.