martes, 8 de octubre de 2013

Halcón

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lo solo del animal, que es la soledad nuestra

Extracto ese párrafo que Olvido García Valdés transfirió como dedicatoria a Carmen, amiga cordobesa que ama la poesía con el mismo mimo que mira a través de un cristal de un autobús en marcha. Escrutadora sin fin ella, no sé si con mirada de halcón, pero parecida.
Ese párrafo, le dije, es un poema en sí, es el hilo de un poema.


Ese halcón, 
peregrino de la nada,
si está domesticado.

Absence (Ausencia), OMAR SOSA, de su disco CALMA

(Ese disco me lo recomendó también Carmen. Ese tema es obsesivo para mí. Me lleva al ritmo de una lentísima seguirilla. La ausencia.)

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7 comentarios:

Carmen dijo...

Esa polilla que delante de mí revolotea es la Poesía reunida (1982-2008) de Olvido García Valdés. Me la llevé el domingo y también me la dedicó...no si antes excusarse por no recordar mi nombre. Es totalmente normal le dije yo, cómo va a recordar tantas personas. A lo que ella me dijo, no, pero es que soy muy mala con los nombres

Para Carmen, estos poemas,
un poco toda la vida,
con todo el cariño
Olvido



Estar domesticado en algunos casos debe ser algo así como estar en una continua calma tensa escondida bajo la apariencia de un ser obediente (o resignado).

También estar domesticado puede ser como sentirse exiliado de uno mismo, de su esencia.

Ese cielo azul de tu fotografía es un mar vuelto del revés, con las aguas claras arriba y lo oscuro en el fondo

Besos

Marga dijo...

Me gustan los poemas de García Valdés, unos versos suyos ilustran un par de fotos en el corcho de mi habitación.

No confio demasiado en los seres domesticados, incluida yo, claro, en cuanto nos descuidamos afloran los instintos y se va al garete el barniz impuesto.

Y brindo por ese color azul de tu fotografía. Tan sugerente. (la canción en casa)

Inés González dijo...

Siento alegría al ver esta entrada, una profunda alegría.
Me trae a la memoria épocas de bullir y entusiasmo bloguero, cuándo tú Tempero, con mimo, dedicabas entradas a los amigos entrañables.
Carmen es un manantial inagotable de sensibilidad, búsqueda y curiosidad, y como un recolector del neolítico nos ofrece sus tesoros. Bebemos, bebemos siempre, como no? si ese compartir es una energía revitalizante.
Doña Olvido es una grande, para beberla a sorbos, dejando que sus símbolos y obsesiones nos lleguen hasta el fondo y nos abracen, cavilando.
Domesticados estamos todos, como este halcón peregrino de la nada, navegando en un río interminable que pasa y queda, y es cristal de uno mismo, recuperaremos algún día la bestia?


Inés González dijo...

Me quedó en el tintero Omar Sosa, impresionante este tema! y mira que no me gustó el disco, lo encontraba edulcorado más allá del talento del músico.
Gracias!!

Tempero dijo...

Desde que leí en privado esa frase tuya, Carmen:

También estar domesticado puede ser como sentirse exiliado de uno mismo, de su esencia.

sentí un remover casi hasta antropológico, ontológico si quieres. El exilio es una de las cosas más duras que le puede ocurrir a un ser humano. El nomadismo una de las cosas más bellas. Pero sentirse exiliado de uno mismo...Has ido al clavo, como siempre en tu h(j)ondura. Y sabes que me gusta esa (y muchas otras) formas de decir.

Besos, Carmen.

Tempero dijo...

¿Podría aflorar esos versos de Olvido a este espacio? Es pura curiosidad. Por cierto, dicho así, pareciera que su casa es un alcornoque, a mí desde luego no me importaría tener un chisconcito dentro de un añoso alcornoque. Ya sé, se trata de una habitación insonorizada. Ah, ya sé. Hace tiempo yo también tuve un corcho en un atril donde pinchaba los dibujos de mi primer hijo. También los pinchaba en la pared, hasta que acometí una reforma y domestiqué la casa. Algún día la quito el barniz.
Los versos, no se olvide.

Tempero dijo...

Carmen, mejor que tú ya no lo sé yo, Inés, pero manantial es una palabra que bien la define. Venero es una palabra que de dice mucho allá por el sur. Merezcamos su inagotabilidad, aún en períodos de silenciosa sequía.
Gran mujer.