martes, 11 de junio de 2013

Nido II

.



Mucha voz queda en el fondo de un nido.
Nuestro volar ni siquiera incipiente,
no hay Ícaros ni desde un primer piso.
Mucha voz queda: se nos plantan
desde las alas más diminutas
hasta la longitud migratoria de más sol.
En el fondo de un nido
siempre se halla esa guata ergonómica
que mide el calor en vida.
Oigo a mi semejante
y sé que no vino volando.
Echo de menos unas alas.



Near light, OLAFUR ARNALDS

.