jueves, 5 de junio de 2014

La tinta y su ansia XVII

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Mi nombre no es cumbre,
ni tu nombre.
Ni siquiera el cielo es.
Pero que vengas a mí
y tan solo me roces
me sigue haciendo
vulnerable.

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1 comentario:

Inés González dijo...

A pesar de su destrucción esta Adormidera carcomida sigue emocionándonos con su belleza.
Hay en ella un clamor, una esbeltez del resto.
Qué diálogos establece con las nubes!
Afecto y entrega, temblor y humanidad.
Felizmente es vulnerable!