sábado, 3 de enero de 2009

Hojarasca



Ahora es como si estuviera detrás
toda esa hojarasca rendida.
De cuando éramos niños. Percibo
lejanía, sé que la niñez ahora
no deja de ser una terapia,
no por haber avanzado el tiempo,
no por éso, sino por habernos
agujereado de desasosiego,
habernos destemplado. Mucho antes
de ahora, el suelo almacenaba
el calendario imperturbable del juego.
La hojarasca, el sentir de su brazo,
su envoltura, su perfil sin riesgo.
¿Y ahora que en la ciudad la aspiran
cual delincuente otoñal?
Hojarasca seca, húmeda, limpia,
sincera al suelo, fuente de alimento:
temí que no vinieras.