viernes, 26 de noviembre de 2010

Bravío y medidura


José Adelino López Cabra es el autor de ese poema que sostengo. Descubro a este señor cantando a pelo en la escuela de la prisión de Navalcarnero mientras lo grababa una mujer para Radio Nacional de España. Era en el transcurso de un taller de lectura. Calladamente hablé con él, me habló de su porosidad para el flamenco, para absorber, para expulsar letras dentro de la ociosidad del patio de un módulo.
Otro día fui a verlo al módulo y me enseñó lo que os muestro. José Adelino nació en Competa, Málaga, hace 72 años. Sus estudios fueron escasos y, sin duda complementados con el oído. Escuchar, escuchar. Ahora escribe muchos poemas. Pero éste es el primero que leí, tropezándome, sin duda, con valiosos versos. José Adelino, con cierta humildad, me dijo que a lo mejor esos versos no tenían la 'medidura' buena pero que él lo hacía con sentimiento y como sabía. (Joder, pensé, pues para sólo saber hay que ver cómo clava el ritmo.) Le comenté que si sabía bien lo que había escrito en ese paso de la seguirilla donde

entre mariposas negras
va una muchacha Morena
junto a una blanca serpiente
de niebla


Me respondió de golpe a mi asombro por esa 'blanca serpiente/de niebla'. "Eso es el bravío del poema."
Una frase para mí que ya es calado y memoria plena. Y es que hay gente que con su sabiduría popular ciclonea toda una teoría literaria de la poesía, tan difícil ésta cuando es.
Luego estuvimos hablando del poema y de Carmen Amaya, a quien va dedicado el poema. Esa gitana de bandera, como muy bien dice Antonio Mairena en el vídeo que os muestro y que ciertos momentos me embrujan:

El cimbreo cadencioso que serpentea desde el segundo 52" al 58".
La mirada que vierte a partir del 1' 20".




Disfrutad.