Lo que malogra la existencia es el afán de posesión. Posesión de afectos, de recuerdos, de personas, de animales, de objetos, de personalidades, de cultura, de fama, de amores, de anécdotas, de talentos, de belleza, de gracia, de bienes, de felicidad, de creencias, etcétera, etcétera.
Lo que malogra la vida es la condición humana. ¿Quién ha visto un caballo voluntariamente ocupado en algo más que comer, excretar y fornicar, en caso de ser potro?
La he visto con otro, de Tango Quattro. Disco: Fin de siglo.