Fotografía de Carlos Sanz
Salgo.
El cárabo me ducha
y paro,
a escucharlo,
él desnudo,
empezando la noche,
yo vestido,
acabando el día,
y paro,
y decido,
echar mi ropa por la borda,
dejar mis achaques de ciudad
y pegarme
a la frontera del árbol
donde el cárabo
se desvive en la noche.
jueves, 9 de diciembre de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)