
Una pared así, en seco, en sujeción ya del cielo. La miro con los ojos diestros en lamentos. La miro con la plenitud de haber sido junto a ella. La miro acelerado y paso. La miro quieto para sentir la desproporción que acusa la infancia, lo realmente querido y no planteado. No hay momento que no pasee por aquellos lugares y no arrime la infancia a desenfundar un recuerdo, a alimentar un gesto o una pequeña carrera. Una pared así, en seco, el tributo de irnos de su lado.