Siempre hay algo que cruje, algo que empuja, algo que precisa ser observado. La sensación de que alguien alberga algo, o de que algo siempre alberga alguna cosa.
Esta entrada me ha impactado, mientras la miro, escucho esta especie de réquiem, porque así lo siento. Todo en ella es unidad, belleza, temblor y temor. Malva disgregándose, avalando su fin, sin embargo esta agonía estética no nos deja impasibles, o por lo menos a mi, que afilo las puntas para tramar cada una de sus nervaduras. El poema inmenso. Qué más se puede pedir?
¿Qué decirte ya a ti, Josep, en tu convivencia con mis entradas? Ahora me toca tiempo de sosiego, segregar todo y vivir nuevas experiencias. Y compartirlas. Entras en mi ámbito más íntimo: recibo tu aliento.
El poema es como una especie de réquiem, letanía corta que calla por hallar valorado su final: el silencio. Me nutren los ritmos cortos, escuetos, sentir el desgaje: nuestra convivencia con el arte, aunque conocida, no deja de sorprendernos: lo que tú haces nuevo me avanza. Lo que yo hago te trama. ¿Qué más se puede pedir?
Gracias, Anaís. A lo mejor un día me como una 'a' y te dejo en Anís. Bendito anís que en las cunetas crece y que tanto aroma da. ¡Y si no que se lo digan a las berenjenas de Almagro!
Hierro dejo muchas cosas sublimes, estos versos que ahora emparento con los míos:
¿Tu compañía? ¿Tu nostalgia? ¿Tu esperanza?... ¿Siempre a mi lado estarás, mar, primaveral, afirmándote y afirmándonos?
Mar mía, ¿pase lo que pase, aun después de lo que ha pasado?
6 comentarios:
Dejé ayer, para hoy,
el comentario
a la blanca maravilla
de tu pueblo.
Nuestros pueblos:
Recuerdos
y luces de ausencias.
Hoy voy
por el comentario.
Y encuentro entrada nueva:
Negra.
Sangrante.
Y fría.
Mi epílogo
(para tí)
Mi propio aliento.
Esta entrada me ha impactado, mientras la miro, escucho esta especie de réquiem, porque así lo siento.
Todo en ella es unidad, belleza, temblor y temor.
Malva disgregándose, avalando su fin, sin embargo esta agonía estética no nos deja impasibles, o por lo menos a mi, que afilo las puntas para tramar cada una de sus nervaduras.
El poema inmenso.
Qué más se puede pedir?
¿Qué decirte ya a ti, Josep, en tu convivencia con mis entradas?
Ahora me toca tiempo de sosiego, segregar todo y vivir nuevas experiencias. Y compartirlas. Entras en mi ámbito más íntimo: recibo tu aliento.
Gracias, Josep.
El poema es como una especie de réquiem, letanía corta que calla por hallar valorado su final: el silencio. Me nutren los ritmos cortos, escuetos, sentir el desgaje: nuestra convivencia con el arte, aunque conocida, no deja de sorprendernos: lo que tú haces nuevo me avanza. Lo que yo hago te trama. ¿Qué más se puede pedir?
Otro poema breve que encierra en su recinto un paisaje sin límites. Así es. Como decía José Hierro: La poesía dice más de lo que dice.
"a decirme frío con su rostro": morimos de muchas maneras.
"La vi sangrada / de todos sus laúdes." Sin palabras. Sublime.
Felicidades
Gracias, Anaís.
A lo mejor un día me como una 'a' y te dejo en Anís. Bendito anís que en las cunetas crece y que tanto aroma da. ¡Y si no que se lo digan a las berenjenas de Almagro!
Hierro dejo muchas cosas sublimes, estos versos que ahora emparento con los míos:
¿Tu compañía? ¿Tu nostalgia?
¿Tu esperanza?... ¿Siempre a mi lado
estarás, mar, primaveral,
afirmándote y afirmándonos?
Mar mía, ¿pase lo que pase,
aun después de lo que ha pasado?
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