Siempre hay algo que cruje, algo que empuja, algo que precisa ser observado. La sensación de que alguien alberga algo, o de que algo siempre alberga alguna cosa.
Preciosa foto de este caballo-tronco que recorta la tarde de Castilla, Tempero. Me gusta el mar pajizo que lo sostiene, realza su soledad y su garra. El poema me deja pensando...
Pues digo, Tempero: ¿Dos no pueden ser ejército? ¿Y si hay dos frente a ellos? Ese caballo, el de los belfos estancados, me dice que siempre ves más allá y que te admiro. Un beso de vuelta.
El caballo es el que aísla a dos personas. Dos frente a frente. El es el que piensa que no pueden ser ejército, que no pueden luchar. Sólo dialogar, por gestos, por signos. Ese aislar nos es otra cosa que una ilusión frente a tanta barbarie de tantos does acumulados y enconados. Tú misma, sola, en un lugar, frente a un semejante, ¿pensarías en luchar? Pues así dice mi caballo. Y yo a mi caballo le entiendo cuando habla. Cuando relincha ya me cuesta más.
Ahora sí; si nos pones a ambos flancos del caballo, claro que no lucharíamos. Ya sabía yo, que tu veías más allá! Ahora constato que incluso entiendes a tu caballo. El poema del Horse 2 me encanta. Besos siempre, M.
6 comentarios:
Preciosa foto de este caballo-tronco que recorta la tarde de Castilla, Tempero.
Me gusta el mar pajizo que lo sostiene, realza su soledad y su garra.
El poema me deja pensando...
Precioso caballo de madera. Digo como Inés, me quedo pensando.
Besos, Tempero.
¿Y por qué se quedan ustedes pensando?
Por algo será. Algo que no les cuadra, algo que he dicho de otra manera. Digan, digan.
Un beso a ambas, desde Sarajevo a Torremolinos.
Pues digo, Tempero: ¿Dos no pueden ser ejército? ¿Y si hay dos frente a ellos?
Ese caballo, el de los belfos estancados, me dice que siempre ves más allá y que te admiro.
Un beso de vuelta.
El caballo es el que aísla a dos personas. Dos frente a frente. El es el que piensa que no pueden ser ejército, que no pueden luchar. Sólo dialogar, por gestos, por signos. Ese aislar nos es otra cosa que una ilusión frente a tanta barbarie de tantos does acumulados y enconados. Tú misma, sola, en un lugar, frente a un semejante, ¿pensarías en luchar? Pues así dice mi caballo. Y yo a mi caballo le entiendo cuando habla. Cuando relincha ya me cuesta más.
Un beso, M.J.
Ahora sí; si nos pones a ambos flancos del caballo, claro que no lucharíamos.
Ya sabía yo, que tu veías más allá! Ahora constato que incluso entiendes a tu caballo. El poema del Horse 2 me encanta.
Besos siempre, M.
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