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Según qué día
vigilamos el pecho
más tendido
hacia la nada.
Si los pelícanos
piensan como yo
es algo que me incumbe.
En el Pacífico,
ser rasero de vuelo
es como tener
el corazón de fierro.
(La pareja de la foto es casual. Dos trozos de hierro sosteniendo las tablas de un muelle algo desconchados por la herrumbre.)
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1 comentario:
Hermoso
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