viernes, 14 de noviembre de 2008
¡Válgame dios este cartero!
Sólo las cartas que pronuncien la destreza
de unos ojos mansos. Sólo ésas deseo,
y no me importa que estén fatigados,
o se den semiocultos. Esos ojos siempre
velarán por la inquietud sogegada.
Las palabras así, de esa procecencia,
me vaciarán todo, amor o muerte.
Contestaré sin duda, contestaré
que siento rugir la emoción
de no quedarme para nada callado.
Sin duda, querer comunicarme.
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2 comentarios:
Belleza libre y pura.
Biquiños.
La palabra yace en su urna
a la espera del resplandor
que despierte su sueño.
En su invernadero de disecadas hojas
pliega los silencios más oscuros
y las matemáticas trazan su número infinito,
y el ímpetu del viento
la agita de pronto en ala desamorada.
Apenas un temblor, un escalofrío
ha dejado sobre la orfandad del pecho.
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