jueves, 15 de enero de 2009
Nube emponzoñada
Volvemos a la Tierra aunque sea a través del cielo y a lo que dios quiera mandar pues así lo piensan muchas personas de mi tierra. Hay una palabra que nada más oírla estremezco pues me suena a desgracia. Es de esas palabras que dudarías en aposentarla en un poema. Ya sé que todas las palabras tienen su derecho a existir, otra cosa es que estén. La palabra a que me refiero está en la mente de los agricultores entre mayo y junio, justo cuando la cosecha levanta y adquiere la espiga. En el cuento de Arreola 'La migala' también está esa palabra y sólo con ella se sostendría el mismo. Y esa nube tan celeste, tan de dios tiene que ver con la palabra cuyo nombre, cuando lleguen esos meses no quisiera acordarme. Retornaba ese día con mi madre a Segovia, ver el cielo y manifestar ella, que vaya nube más emponzoñada que se estaba preparando. Lo acabo de decir ya. Emponzoñada. De nuevo restrinjo mi imaginación y doy como más valioso ese baúl en el que tengo guardadas unas pocas palabras de acción inmediata. Palabras llenas de vida y de literatura. La ponzoña de la nube es la piedra, vamos el granizo que desbanca las espigas y la cosecha.
¿Cayó piedra por allí? Por aquí nos libramos pero pasó la nube raspando.
Emponzoñar, muy eufónica ella.
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3 comentarios:
Algún sentido positivo tendría que ter.
Impresiona sentir el cielo arrebolándose para conseguir granito. Magnífica foto.
Con sonidos cercanos a nuestra forma de hablar, suena bien la palabriña. Bien sumada.
Un montón de besos y alegrías.
Con lo bonita que es con sus rayos divinos y resulta que es de lo peor para el agricultor en esa época, pues vaya.
La visita a tu blog ha sido como darme un paseo por el campo, si es que hasta huele a tierra mojada por el rocío.
Todo un descubrimiento, enhorabuena.
Hay palabras que por su sonido se graban en la memoria la primera que las oyes, y hasta sugieren su significado. Creo recordar que la primera vez que la escuché era referida al agua, de un pozo o de una fuente. Sí, es eufónica en si misma, y también retorcida, es como si al pronunciarla la boca se llenase de algo malo, como si estuviese preñada en su eufonía de desgracia.
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