Donde el mar me añade puede llamarse
vastedad, justo en esa parte que abate,
prolonga o destruye, parte instructora
de lo intenso, extremo navegable al deseo.
Tu no eliges su episodio sereno, o su
indumentaria bravura, entrar donde Él,
no ver horizonte ni tierra, haber hecho
parte a nado y ser, a partir de un momento,
fundamento y rumor, engranaje y hueso,
y, sin quererlo, también instrucción
de la nada, seguro de haberte agotado y
no haber, por parte de las aguas,
su más mínimo aprecio.
Pero oye, así es el mar,
así de injusta tu crecida en Él,
donde te habías creído sal.
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5 comentarios:
Allí donde el mar nos añade, la vastedad es real.
Y nos supera, quizás nos define,
en todo caso nos impacta.
Quizás más justamente de lo que creemos.
Un abrazo.
Que preciosidad de música, Manuel.
Aquí, las nubes, parecen ir a su ritmo...
Bsos
Transmites neste poema un sentimento moi grave, tremendo.
Vívese moi real, como si estiveses alí mesmo, unha imaxen moi ben trasladada.
Dame ganas de mandarche un flotador, o teño atado conmigo, a un sitio seguro, moi seguro. :-)
Noraboa, xa en serio.
Moitas gracias por este regalazo, un poema e unha música fermosísimos.
Grande este "Rumor Sonoro" y grande la fusión con tus palabras, me deleita como lo bordas, un juego dialéctico entre esta música que escoges y el origen del poema.
Un regalo en este domingo nuboso.
"Paciencia, mariñeiro, e rabia e pulo,/ senón perdido estás...Toma tabaco/ Fuma. Descansa. Aguanta. Colle forzas./ Levántate outra vez. ¡Ao mar o barco!
(Profecía do mar, Bernardino Graña)
Bicos vastos, mariñeiro.
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