jueves, 6 de enero de 2011
Ella: Córdoba
Córdoba, judería vieja,
vaciado tu laberinto a los ojos,
Córdoba, te digo si me miras,
Que mis ojos respondan
a toda la razón de tu mirada...
Córdoba entrada en lluvia,
alzada a la luminosidad,
te respondo por donde tus ojos andan,
ladrillos, arcos y piedra,
Córdoba, dame tiempo,
vida elemental para yo recorrerte.
Soleá hermosísima de Vicente Amigo.
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6 comentarios:
Si hay que ir a Córdoba, se va, Manuel. Es una de mis iudades preferidas. Terminaron las obras, justo a tiempo de que llegara la familia. Hasta el domingo, estoy liada, pero feliz. También me gusta mucho las palabras liebe y libre.
Besos de día de Reyes.
Córdoba y Vicente Amigo...tal para cual.
Nos veremos de flamenco a flamenco.
Un abrazo.
Aquí el tercer mosquetero.
Impresionante.
Manuel, creo que avanzas y avanzas hacia una pureza que sólo entendeís bien los que entendéis el flamenco. Sé lo que me digo, aunque no me sé explicar mejor.
Veo que Córdoba y su judería te ha embrujado, como me embrujó a mí en una mañana fresca de mayo, con las calles-laberinto de su barrio judío... vacías
Salud.
y...? por fin tengo la compu pero no has escrito nada!!! qué te está pasando ja ja
Escoger la misma Soleá; palabra, ha sido coincidencia. Absolutamente. Es una pieza exquisita, delicada, totalmente embebida de Córdoba.
Ciudad especial para mí, siempre que puedo no falto a mi cita con Julio Romero de Torres, esos cuadros maravillosos más allá de todos los tópicos me descubren un mundo diferente.
Coincido contigo, de alguna manera jamás se le termina de conocer la soledad de sus calles en determinadas horas es deliciosa, sólo hay que prestar atención.
Aún te debo una sosegada lectura y escucha, apenas me sea posible por aquí estaré.
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