La inexistencia de los días
Hasta quedar varados.
Sí me permitieron los días:
vivir.
¿Que cómo puedo tenerme y, a su vez,
seguir los días?
Mejor dicho:
¿Que cómo puedo no tenerme y, a su vez,
que ellos sigan?
Se roza sin sentir, se habla en ese lenguaje mudo
que comporta el grito necesario.
Pido moverme hasta no contarlo,
hasta evitar la inexistencia de los días.
......................................................................................