( De mi piedra )
Salió de la vertiente más dulce del agua,
con su luz en carne viva, salió por yo hablar
frente a una grieta. Sólo Él me vio
gesticular con el agua. Sólo yo
di gracias por su posesión.
Siempre hay algo que cruje, algo que empuja, algo que precisa ser observado. La sensación de que alguien alberga algo, o de que algo siempre alberga alguna cosa.
4 comentarios:
un abrazo...
Qué bien te encajó la piedra en el nudo del tronco, hay una perfecta mimetización. A golpe de ojo y si no somos detallistas podríamos pensar que se trata de la misma materia, sólo la ampliación nos devela la diferencia.
No obstante es una piedra extraña, surge de su interior un sustancia que se derrama, una especie de resina cristalizada, llanto, estertor, proceso de disgregación.
Me gusta el contrapunto, el calor, la nobleza de la madera que abraza sin temor al mineral. Un poco como en las personas y sus diferentes caracteres, las compatibilidades y las incompatibilidades. Piedra y tronco nos recuerdan que las apariencias muchas veces engañan.
Miquel:
me gusta cuando más de una vez me has dicho por teléfono: 'una abrazada'.
Son muy sinceros tus abrazos, lo sé.
Inés:
sabes de sobra que tengo absoluta predilección por las piedras. Por esta tengo absoluta adhesión: porque invoqué el encontrar una piedra y la encontré tras el baño-ritual con Manuel Lledó.
También me atraen mucho los nudos de los troncos. Siempre pienso qué rama pudo partir de ahí y quién se posó en ella.
Un beso.
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