Siempre hay algo que cruje, algo que empuja, algo que precisa ser observado. La sensación de que alguien alberga algo, o de que algo siempre alberga alguna cosa.
Despliega su cuerpo, ese mapa antiguo de civilizaciones, y nos dice: “Paséame, puéblame, suéñame.” Nos invita a hablar con las fuentes y las estatuas, mientras el río Tiber abraza la cintura de la ciudad. La belleza que reside aquí es inconmensurable: aquí también –y no sólo en Florencia– se desarrolla el síndrome de Stendhal en toda su magnitud.
Guardo gratísimos recuerdos de mi visita a Roma. Volveré. Sé que volveré porque lancé mis monedas a la Fontana de Trevi.
Y cuando Ella, Anita Ekberg, se mete en la Fontana y le dice a Marcelo que entre, y el entra, y ella, como transida, le dice en ese inglés susurrante, listen, y se calla la fuente, vamos que deja de correr. La vida: tan dulce como amarga. De hecho, el buen mazapán (que a mí me pirra) ha de contener un pequeño porcentaje de almendra amarga.
Vuélveme a pasear, a poblar, a soñar. Eso es lo que Roma me dijo cuando en Termini partía hacia el aeropuerto. Yo no tiré monedas a la Fontana, pero puede que mi chaval quitara alguna de las que tiraste. Paseos, belleza, decadencia también en muchos edificios, silencio ante la antigua Roma, vitalidad. Yo estoy deseando volver. Este año me conformaré con Sicilia. Pero Roma es andar y andar.Callejear. Donde no me vuelvo a anudar es en el Vaticano. Palabrita.
Algo más que telepatía, bebemos de la misma fuente. Esa fuente que a veces sugiere e incita.
Anita Ekberg fue, como dicen ahora, un bellezón de ojos azules. En el blanco y negro no se distinguen tan bien. No se distinguen sin más.
La vida ya se está convirtiendo en una redundancia de amargura para mucha gente. Y el problema no es estar pensativo si no inhibirte en pensar. Y ese es uno de los duelos posibles.
Para Mazapán bueno, Sofía, el que hacen las monjas de Casarrubios del Monte. Lo sé de muy buen paladar. Sigue al acecho, porque qué bien sabes tú la fuente que mana y corre, aunque sea de noche. San Juan, san Juan de la Cruz.
7 comentarios:
Roma nos sorprende siempre.
Despliega su cuerpo, ese mapa antiguo de civilizaciones, y nos dice: “Paséame, puéblame, suéñame.” Nos invita a hablar con las fuentes y las estatuas, mientras el río Tiber abraza la cintura de la ciudad. La belleza que reside aquí es inconmensurable: aquí también –y no sólo en Florencia– se desarrolla el síndrome de Stendhal en toda su magnitud.
Guardo gratísimos recuerdos de mi visita a Roma. Volveré. Sé que volveré porque lancé mis monedas a la Fontana de Trevi.
Te abrazo.
En la Fontana di Trevi
que recuerdo,
Aita Ekberg
estaba
(dentro)
más prieta de carnes.
Hoy veo que su cabellera
acabó en gris.
¡Y vaya cola!
(Incluidos prendedores y gomita)
La noto muy flaca
y como pensativa.
¿Aprendió
que la vida
no es tan dulce?
¿El doblete es telepàtico?
http://estar-al-acecho.blogspot.com.es/
Me encanta.
Y me arrancó una sonrisa.
Anita Ekberg
Y cuando Ella, Anita Ekberg, se mete en la Fontana y le dice a Marcelo que entre, y el entra, y ella, como transida, le dice en ese inglés susurrante, listen, y se calla la fuente, vamos que deja de correr. La vida: tan dulce como amarga. De hecho, el buen mazapán (que a mí me pirra) ha de contener un pequeño porcentaje de almendra amarga.
H8...Mojado.
Josep, ya sabes...
Vuélveme a pasear, a poblar, a soñar. Eso es lo que Roma me dijo cuando en Termini partía hacia el aeropuerto. Yo no tiré monedas a la Fontana, pero puede que mi chaval quitara alguna de las que tiraste. Paseos, belleza, decadencia también en muchos edificios, silencio ante la antigua Roma, vitalidad. Yo estoy deseando volver. Este año me conformaré con Sicilia. Pero Roma es andar y andar.Callejear. Donde no me vuelvo a anudar es en el Vaticano. Palabrita.
Acojo ese abrazo.
Algo más que telepatía, bebemos de la misma fuente. Esa fuente que a veces sugiere e incita.
Anita Ekberg fue, como dicen ahora, un bellezón de ojos azules. En el blanco y negro no se distinguen tan bien. No se distinguen sin más.
La vida ya se está convirtiendo en una redundancia de amargura para mucha gente. Y el problema no es estar pensativo si no inhibirte en pensar. Y ese es uno de los duelos posibles.
Un abrazo fuerte, Josep.
Para Mazapán bueno, Sofía, el que hacen las monjas de Casarrubios del Monte. Lo sé de muy buen paladar. Sigue al acecho, porque qué bien sabes tú la fuente que mana y corre, aunque sea de noche. San Juan, san Juan de la Cruz.
Un beso.
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