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Hoy me abriste la puerta.
Un cigarro te amarraba.
Nos besamos
entre el mismo paréntesis
donde la palabra sale,
donde el humo no se detiene:
la boca.
Me fui;
desde el balcón
nos hicimos una señal de amor.
Luego el humo
te volvió a la vida,
a mí, al verso.
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