Hace ya que los clavos no salen de las fraguas.
Aún asoman su cornada en la madera de las puertas.
Detalles del ayer.
Aquella ceremonia del fuelle,
estallante tú de doma por el rojo vivo,
clavo,
fragua, carbón de propicia voz,
grito y golpe,
yunque,
memoria de la forma,
clavo largo nacido para acuñar
aquéllas puertas,
recuerdo que va a más
mientras te abres,
mientras te desangras de tiempo,
clavo,
parte clave de unión,
botón por afuera
y por afuera lo que sobra,
lo que se dobla
y lo que entra,
clavo.
Taranta de Antonio Rey: 'RECUERDOS' de su álbum 'A través de ti'
'Cauce', martinete, cantado por Miguel Poveda
Y en mi fragua ya no hay ruido
y el yunque está arrinconado;
los martillos se han perdido
ay, cuando mi padre ha faltado.
viernes, 30 de abril de 2010
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21 comentarios:
Sé que no te motiva nadita, que te diga lo que me encanta leerte, pero lo siento no tengo otras palabras más que las de darte las gracias y mi enhorabuena por toda la belleza que imprimes en esta página.
Disfruto mucho, es un gran tesoro para mi.
Gracias con todo mi corazón.
(soy así de egoista, lo siento, que lle imos facer, a neniña eche así...)
Un abrazo enorme cargadito de besos.
Casi puedo sentir el tacto de esos clavos, lagartos que se retuercen en el fuego y abrazan la madera. Las viejas puertas y su mapa de cicatrices siempre llamaron mi atención.Si esa herrumbre hablase... de qué forma lo haría?
Cualquier entrada me sirve sin comentar, para decirte que me relajan tus escritos... puestos a valorar me quedo con todos, asi pués... te dejare un saludo y te dare las gracias por compartir tus sentires clavos y paisajes.....
De Despeñaperros para abajo todavía se siguen vendiendo en las ferreterías las "alcayatas gitanas". Lo que no sé es si las siguen haciendo los gitanos fragüeros o sólo ha quedado el nombre.
Saludos flamencos
cuanta historia en una madera ¡¡¡¡
Años ha,
los sueldos de la C.Nuclear de Ascó
cambiaron mi pueblo:
Coches y garajes.
Puertas de crstal y acero.
Se tiraron
muchísimas
puertas viejas de madera.
Llaves y clavos forjados.
Recogí cuantos hierros pude.
Los guardo.
Aún me parecen preciosos.
La guitarra de Antonio Rey,
un alarde de equilibrio.
Poveda siempre dice algo vivo,
rompiendo la voz
(y los ritmos)
si le sale del hondo.
Heterodoxo.
Genial.
Voy catando:
http://amediavoz.com/khayyam.htm#AYER,%20HOY,%20MAÑANA
Es como agua fresca
para un mundo
que va muriendo abrasado.
Me sumo a l@s agradecid@s
por tu blog.
El tiempo también es clavo que deja su rastro sobre nosotros.
¡Esos clavos dicen tanto!
Y tus palabras dialogan con ellos, satisfechos unos, sutiles otras.
Hermosa la fragua que cultivas, Tempero.
Un abrazo
Conocí -hace tanto tiempo y era tan pequeño que me parece haberlo soñado- las fraguas de Izagre y de Albires, dos poblados moriscos del sur de León. Lo que para oro hubiese sido una divertida anécdota es para ti motivo de profunda reflexión y y pretexto -en el mejor sentido de la palabra-para hilvanar profundas palabras y cálidas músicas. Te felicito nuevamente por ese don. Un abrazo.
La música Tempero, la magistral guitarra y la sutil tela de araña son lo que me dan libertad en esta entrada, no los clavos, impresionantes y bravos, suturando, aferrando, conteniendo...
Hoy no estoy para clavos punzantes.
Oye Guadalupe, de todo aquí menos complejos. Que te encanta, pues adelante, pero si sabes que te entiendo de sobra. ¿O no nos conocemos ya un poquito?
De la motivación ya sabes que, de momento, me sobra.
Milleiros.
Alicia, no te va a gustar nada esto que te voy a contar pero es infancia pura y dura (y cruel). De pequeños, nos gustaba coger lagartos y meterlos en una caja. Que recuerde, sólo cogimos uno. Lo pusimos al fuego. Te puedo asegurar que se retorció y que no quedó como un clavo. Ahora no sería capaz, es más reprendería si lastimaran lo más mínimo a un bichito.
La herrumbre y el derrumbre hablan el mismo idioma: duele escucharlos pero merece la pena.
Tini, aquí estamos para irnos desangrando poco a poco y se agradece que pase la gente, que te comenten, que no. Lo que me choca es la corriente oculta de gente que te puede estar leyendo silenciosamete. Oye, que si le agrada, pues mira qué bien.
De Despeñaperros para abajo la millones de olivos y una pendiente hasta el mar donde el flamenco se bifurca para el disfrute. Pronto Despeñaperros dejará de ser curvas para convertirse en un enfilado puente donde las alturas van a ser reconsideradas por quien se quiera lanzar al vacío.
Amigo Pedro, un abrazote.
Miquel, no hara falta que te diga que hay historias con mucha madera y que hay maderas con muchos nudos. Tocar una puerta de esas es sentir mucho. Desgraciadamente ya ni se cuidan.
Salud.
Josep, yo recuerdo haber visto quemar esas puertas grandes para sacar los hierros y clavos. Se llamaban puertas carreteras. Y lo peor, tambien se quemaban carros preciosos de mulas y bueyes para conseguir lo mismo. Pero hubo suerte: conservo en mi poder uno del que os traeré una entrada. Tiene unos dibujos bellísimos. Ya ves, se salvó de la quema.
Me alegra que cantes y no veas lo agradecido que soy también de vosotros.
Un abrazo.
Amando, eso se lo dicen a Rosalía de Castro y te contestaría con un poema:
Unha vez tiven un cravo
Unha vez tiven un cravo
cravado no corazón,
i eu non me acordo xa se era aquel cravo
de ouro, de ferro ou de amor.
Soio sei que me fixo un mal tan fondo,
que tanto me atormentóu,
que eu día e noite sin cesar choraba
cal choróu Madalena na Pasión.
“Señor, que todo o podedes
-pedínlle unha vez a Dios-,
dáime valor para arrincar dun golpe
cravo de tal condición”.
E doumo Dios, arrinquéino.
Mais…¿quén pensara…? Despois
xa non sentín máis tormentos
nin soupen qué era delor;
soupen só que non sei qué me faltaba
en donde o cravo faltóu,
e seica..., seica tiven soidades
daquela pena…¡Bon Dios!
Este barro mortal que envolve o esprito
¡quén o entenderá, Señor!…
Rosalía de Castro
(Follas novas, 1880)
O si no, pregúntale a Pablito quién clavó el clavito.
Abrazos, campeón.
Virgi, mi fragua funciona con un gran fuelle y con buen carbón.
Al rojo vivo se pone pocas veces pero te aseguro que los pequeños martillazos son muy íntimos y sonoros.
Abrazos verdes.
Mateo, leí demasiado rápido y me dije, ¿qué tendrá que ver el oro con la fragua?
Me sobra cualquier metal que entre en liza con guerras y exclavitudes. Pero me di cuenta que no era 'oro' sino 'otro'. Cierto, otros ven lo superficial donde uno ve algo más. Pero para ello hay que haber mamado ese tipo de vida. Creo.
Abrazos y gracias, Mateo.
No te preocupes, Inés, los hacemos romos a los clavos y ventilado el asunto.
Besitos.
Clavos forjados en fraguas, permanecen, belleza y dolor. Buena fragua la de tu poema, Manuel: ferro, ouro, saudades. Bon Dios, este barro mortal que envolve o espiritu...
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