martes, 10 de febrero de 2009
En la naturaleza nada hay superfluo
Averroes, con el título que encabeza esta entrada, me da paso a un tímido encuentro con ese olivo.
Patio de los naranjos
Mezquita, simbiosis de silencio
y alta costura de naranjos,
bosque de columnas en su interior,
en azahar vuela el mármol.
Convivencia late aquí,
donde hubo -hay- rezo secreto,
donde a mí más me yace este olivo,
abierto, casi descompuesto,
con vida plena junto a su fuente.
Esta soleá, menos obsesiva que la otra, es como si fuera su hija. Se notan, desde la entrada en ella, las mismas manos. Manos sutiles que alargan ya más las notas que la confieren. Al final, la soleá se emboca en rapidez, en cambio, pero es lo mismo sólo que en bulería.
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6 comentarios:
No entiendo gran cosa de Soleás y Bulerías, pero me gustan... y también Averroes, el gran comentarista y avanzado a su tiempo.
Y me encanta esa foto.
Saludos
No sé si es la música y la magia de lo árabe y andaluz lo que te inspira, pero qué bien conseguidas están las sinestesias y las aliteraciones en el poema:"la simbiosis del silencio", "azahar vuela mármol", "rezo secreto". Me parece un buen poema. El gusto por la eufonía de la palabra se manifiesta.
No sé leer como tú una soleá. La anterior me parece más intimista, me gusta más, aunque está es también muy bella.
Densa naturaleza del olivo.
Profunda mirada de aquel inmenso cordobés Ibn Rushd que supo creer sin renunciar a su razón.
A esas mezquitas por soleás o bulerías sí me apunto bajo los dedos ágiles y sutiles de Vicente Amigo.
Es un placer aprender contigo lo que tras tantos años no supimos ver.
Gracias.
Muy bello, si, sigue, por favor.
;-)
No es para nada banal lo que haces. Se saborea con mucho gusto.
Por cierto ¿qué frutal acompaña al olivo? ¿limonero?
vaya... no me parecían naranjas...
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