viernes, 6 de febrero de 2009
La palabra a través de sus rumbos
Lo que traigo a este espacio no es sino parte de la nostalgia poética acumulada a mediados de los 90 y materializada en unas hojas de lo que di en llamar 'La palabra a través de sus rumbos'. Se que es un material que contiene mucha ingenuidad, pero también mucho impulso y mucha pureza. Ahora uno se plantea, se enrevesa, se pule, se bifurca y, aun así, acaba por no conformarse. Fue una época especialmente dura para el campo la de esos años. E incluso uno de ellos no se segó la cosecha por secarse anticipadamente en febrero. La sierra no cogió nieve, las fuentes apenas corrieron en invierno y los ríos anunciaban ya su languidez.
El inicio del poemario fue un poema dedicado a una zona de la sierra de Guadarrama que llaman la 'Mujer muerta':
Una, dos, tres,
mil, un millón,
son las lágrimas que el luto
no expulsa.
Dividí el poemario en secciones. Una de ellas fue la de 'Naturaleza inmensa'. Este poema ahí pertenecía:
Pienso de qué nos avisa el agua
cuando arremete con su caudal.
O cuando encije su postura
para ser hilo de voz o,
simplemente, nada.
El agua sin reflejos es poder,
es asalto a su doma,
es tierra violada a su quietud.
Es hambre y capricho. También belleza.
Su ausencia es memoria,
es riego de una agonía,
es tierra olvidada,
es huida, es tiempo de espera,
espejismos de reflejos.
¿De qué nos avisa?
De nuestro alarde,
de nuestra soberanía.
Si el agua se encalma,
o se sucede con justeza,
su reflejo nos avisa
de lo escasos que somos.
Y el último poema que muestro lo incluí en una serie titulada 'Recovecos', palabra que me evoca mucho. Lo dediqué a un pinar cercano al pueblo donde me crié:
Todavía se da el bosque al relato de sus sombras,
ése que nos cuenta la destreza del sol
en maniobrar el sentido de los árboles.
No quisiera yo atravesar las sombras secas
de los recintos que se dieron al juego.
Y es que el bosque se multiplica con la luz
y, con ella, en su amable trasiego,
las sombras se redactan.
¿Exijo mucho si pido la infinita lectura
de mi bosque, que sólo en ella,
la amable oscuridad nos descansa?
Ahora estos poemas continuarán por el cauce del descanso.
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2 comentarios:
Bendita ingenuidad que tanto inspira hoy con lo que entonces inspiró.
Gusta recordarlo para reconstruirlo con su superación o su maduración.
Los que conocemos, frecuentamos y amamos esos paisajes sabemos que son mirada bella y cierta.
Un abrazo.
Me ha gustado compartir esa nostalgia poética. Cuando no tienes miedo, cuando no sabes tanto, eres más libre. Después nunca, nunca estás conforme, nunca te vale... Sé lo que es sentir eso.
Un abrazo
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