Siempre hay algo que cruje, algo que empuja, algo que precisa ser observado. La sensación de que alguien alberga algo, o de que algo siempre alberga alguna cosa.
Si te diera por detenerme, sufriría. Si me diera por detenerte, sufriría. Se convierte así el verso y la vida en un eco de sí mismos. Ella y él.
Enrique Morente, guitarra de Vicente Amigo
Tema: Aleluya, basado en el tema 'Halellujan' de Leonard Cohen
Conozco esta tierra conozco este suelo estaba tan solo antes de conocerte ahora he visto tus banderas por las puertas de mármol de la gran ciudad pero el amor no es una marcha triunfal sino un frío y solitario aleluya aleluya, aleluya aleluya, aleluya En tiempos me contabas lo que había dentro de tí hoy tu boca no habla, sabes que es cierto, recuerdo nuestros cuerpos vibrando juntos con el Espíritu Santo y cada aliento era un frío aleluya aleluya, aleluya aleluya, aleluya
Quizá haya un Dios arriba pero yo lo que aprendí del amor es a disparar a quien me amenaza pero no es un lamento lo que oyes esta noche no es la risa malvada de alguien que ha visto la luz sino un frío y solitario aleluya aleluya, aleluya aleluya, aleluya
Si te demando y acudes, si me demandas, acudo, si percibo que vines, ensancho.
Bajo mi muerte eso no ocurre, que te llame, que yo vaya, que tú acudas, bajo mi muerte ni tan siquiera escribo, se esconden todos los pergaminos que invitaron a vivir, bajo mi muerte, acudo y silbo a lo que ya no soy.
Si te demando y acudes, si te demando y acudes, ese metrónomo que espero, tan abierto al silencio, tan cerrado a la muerte.
Si me demandas, acudo. Hasta en la agonía te demando, más allá, la fuente es un recurso de los vivos, y la nieve un pleito a favor del frío. Por eso, demandar surge, urge. Me amenaza la vida con vivir y sé que tú, muerte, eres un desperdicio como otro cualquiera, por eso te reto mientras ame.
Si te demando y acudes, (y sé que ahora me oyes), si te demando y acudes, qué podrá hacer la muerte sino cavilar su espera.
Si me demandas, acudo, que sea eso un susurro estentóreo, que la vida lo alabe por el sólo hecho de concedérnoslo.
Alazán va rápido. Gira su cabeza mientras trota. Lo detine la nieve, no para. Alazán va hacia el desierto. Ama la nieve, sabe que de ella bebe. Ama su estertor, cuando ya es agua. Otro momento tendrá para servirse de ella en blanco. Alazán va rápido. Pero sus ojos tienen un instante de stop, le relincha a la montaña: Tú y la hegemonía de la nieve. Sabe Alazán ya donde saciar su sed. Camina hacia el desierto.
J.Masker, 3277 metros, al fondo, en el Anti Atlas.
Irhil M'Goun, desde un ventanal de la población de Boumalne (Marruecos).
Desde la nieve a mis ojos hay un rescate: el frío como tiempo derretido. Acomodado yo como estoy desde este ventanal donde, por unos instantes, no sospecho de la certidumbre de la muerte. Mido la nieve que fui, la paso por el tamiz de lo que ahora soy, nieve castigada por el barro ahora. Pero sobre esa que veo no añado límites, tan sólo pureza. Ella me logra, blanco impala de sangre.
Ventanales, tema del pianista Dorantes. En el minuto 2'53'' hay un relevo/fusión del piano por el violonchelo donde el escuchar se convierte en ser lamido.
Quiero regalaros estos tres trozos de la primera parte del grandísimo poema musicado por Ovidi Montllor: CORAL ROMPUT, del poeta valenciano Vicent Andres Estelles. Lo escucho siempre con una enorme emoción. Para vosotros, para ahora y para cualquier época.
Si com l'infant que sap pel carrer seu prou bé anar... Ausiàs March
Una amable, una trista, una petita pàtria, entre dues clarors, de comerços antics, de parelles lentíssimes, d'infants a la placeta, de nobles campanades i grans llits de canonge, d'una certa grogor de pianos usats, mentrestant la humitat amera l'empedrat -hi ha fulles de lletuga espargides per terra-, la conca entre les cames, el rosari en família, la corda de l'escala -el carrer de la Mar, el carrer del Miracle- i la filla major brodant inicials conjugals al coixí, l'avi de cos present entre quatre brandons, els corcons de la taula. Una lenta tristesa, un amor, unes llàgrimes, una pobra nostàlgia.
He tornat. Feia temps que no havia tornat. Les rajoletes blanques, una olor de pinassa. Entre dues clarors recórrec uns carrers. Sé que t'he de trobar avui, demà -no sé. Tampoc no ho vull saber. No voldria saber-ho. Sentiria aleshores una tristesa horrible. T'he despullat de tot allò que m'agradava. De tot allò només et queda l'alegria. Jo només busque en tu l'alegria de viure. Només aquella joia. Només, només, només!
Ara que només tinc ganes d'estar alegre, ara que aquest desig és l'únic que em sosté mentre vaig, vinc i torne i calle i no dic res. Recórrec uns carrers, entre dues clarors, i sent el veïnat ocult de l'alegria i en girar un cantó crec que em vaig a morir. Senyals, només, de tu. Les parelles lentíssimes, esperances encara. Jo sé que t'he de veure. Em resistesc a creure que tot ho he perdut ja, que he perdut el meu dret, vull dir, a l'alegria, que he perdut el meu dret, vull dir, a tu, a la teua companyia, a la teua alegria de viure. Ho he perdut tot, però no t'he perdut encara. Encara vius, oh tu. Encara vius -i et sé. Pel dia fou mercat. Només hi ha olor de peix, una humitat, per terra, bruta i apegalosa. Era alegre estimar-se. Afirmativament anàvem pels carrers, entre éssers i coses. La vida era un carrer amb camions i nuvis i xiquets i llençols estesos als balcons, i per damunt de tot un enrenou de ferros i de xiulits de trens que anaven i venien. Hi havia el home aquell que venia diaris, i la xica, de blanc, assetjada per tots. Hi havia el Monestir de Santa Clara en l'aire del crepuscle tranquil, com el llum de les cases i un cansament dolcíssim i una secreta pena.
A golpe de labios subo a este bosque, bosque atrincherado ya que el viento no cede y se reinventa, cedro vertical y muerto, sabinas retomando la vida, en constante insomnio. No cedí hasta entrados en mi boca todos los preceptos de la vida: el latir arrítmico de esta ladera, el débil mensaje del agua, misterios, en fin, bajo los que nosotros apenas tendríamos que hacer y que ellas, las sabinas, saben abastecerse. Siempre, a golpe de labios.
en esta mañana no excesivamente fría era un esbozo en un charco tan débil que quebrarlo dependía sólo de meter la mano y lo hice por memorizar la temperatura a partir de la cual uno empieza a ser palpado por el miedo.
Te remito al sol por ser él quien da la dentellada cuando el frío.
Esta soleá me gusta por la letras de sus tercios pero, sobre todo po la ejecución soberbia de Perico el del Lunar y, sobre todo, sobre todo, por el silencio minúsculo entre el 1'48" y el 1'49".
Vendrán por lo olivares a traicionarte los sueños que tú por ellos soñaste.
Dime cómo puede ser una tierra tan hermosa sea a la par cruel.
No confíes demasiado, el toro negro andaluz derrota por los dos lados.
Me debo en forma de ser al musgo, a las hojas, a los frutos permanentes, tanto me debo que me diría que ecosistema y palabras son mis más ceñidos versos.
Donde lo verde es experto en humedad, ahí me quiero, me revelo en ese entusiasmo.
Morente, tuviste casa flamenca, oídos de albaicín, ojos de alhambra y un encuentro pleno hacia el arte nada arriesgado. Ahora te disfrutamos desde tu balcón.
Introducción de su disco ALEGRO, SOLEÁ Y FANTASÍA DEL CANTE JONDO
Desde mi balcón flotante
fui colgando tus besos
y ahora todas las noches
repican con el viento.
Corazón mío no llores
ni tengas penas
que si tu pasas fatigas
otros arrastran cadenas.
Que me he salido a asomar,
ya no me arrimo a las rejas
que me solía asomar
que me arrimo a la ventana
que cae a la soledad.
Deseando una cosa parece un mundo
luego que se consigue tan sólo es humo.
Tan sólo es humo niña, que parece un mundo.
Que soy piedra y puede ser
olvídame, pero advierte,
que soy piedra y puede ser
que algún día en mí tropieces
y en mí vuelvas a caer.
El sarmiento en la lumbre
y el que se enamora.
El sarmiento en la lumbre
y el que se enamora
por un lado se enciende
por otro llora.
La iglesia se ilumina cuando tu entras.
Y se llena de flores y se llena de flores
donde te sientas.
De bronce, compañera no más golpes,
mira que no soy de bronce,
mira que una piedra se quebranta
a fuerza de muchos golpes.
Bajo sus pies, bajo sus pies
florecía la mañana.
Y su cabello tenía la cara
de una intacta.
Al andar de la paloma
al andar tu te cimbreas
al andar tu me pareces
un ramo de flores que se balancea.
Tú me pareces un ramo de flores
que se balancea.
El ibas sólo tambaleándose
borracho de amor
borracho de hambre
borracho quién sabe.
Poema de Pedro Garfias musicado por Enrique Morente.
Sombra y tierra, en vuestra forma de quedaros quietas, de rotar, de ser la escuadra del sol, de yo comparar la mía con lo escaso que mido. Una buena forma de entrenarnos, la sombra, andar hacia delante y nunca alcanzarla, volverte y perseguirte ella, sombra, ese minutero telúrico que nada me espanta, sombra, para saber del sol, certeza de luz, cómo adulterar una sombra, me pregunto, cómo diagnosticar el punto rebelde del viento, sombra, ese extremo único por el que cruzar el sol.
Escuchen bien lo que dice Tomasito a ritmo de hip-hop.
Voy caminando, voy despacito porque no tengo prisa, voy caminando, mi sombra delante y yo detrás.
Salgo. El cárabo me ducha y paro, a escucharlo, él desnudo, empezando la noche, yo vestido, acabando el día, y paro, y decido, echar mi ropa por la borda, dejar mis achaques de ciudad y pegarme a la frontera del árbol donde el cárabo se desvive en la noche.
El instante en que te miro, tu respiración, todo luz, vuelo, alas contenidas, vuélame, yo quieto, el instante en que me miras, no avances, me dices, porque vuelo, rienda suelta, garras no sujetas, te vuelo.
Garras Dos Sentidos (MISIA) Agustina Bessa-Luis – Popular
Não quero cantar amores, Amores são passos perdidos. São frios raios solares, Verdes garras dos sentidos. São cavalos corredores Com asas de ferro e chumbo, Caídos nas águas fundas. Não quero cantar amores. Paraísos proibidos, Contentamentos injustos, Feliz adversidade, Amores são passos perdidos. São demência dos olhares, Alegre festa de pranto. São furor obediente, São frios raios solares. Da má sorte defendidos Os homens de bom juízo Têm nas mãos prodigiosas Verdes garras dos sentidos. Não quero cantar amores Nem falar dos seus motivos.
Ayer, (te voy a llamar ahora amor, me apetece), decía que ayer, amor, estuve delante de un hueco un hueco que me pedía hablarte, un hueco de ida y vuelta, transparente, lleno de aire, un hueco para tenernos, puse mi voz por los dos lados, mientras te hablaba por el mío, tú, improvisándote yo, me decías que se logra lo que nos duerme, y yo, rápidamente, con la escucha tuya, amor, ya patentándome el oído de gozo, te decía lo furtiva que puede ser una cama, y tú, siendo yo, sintiéndote violín desordenado, fijabas la voz de nuevo en mi oído, paseándome, y yo, sobre ti, aclamando tu entrada, insistiendo en el sueño, la palabra, la palabra, te decía, y tú, que en ti estaba, el silencio, el silencio, andarnos por encima, y yo te hice caso, ya entendías el lenguaje de mis manos, y tú, como si yo me acariciase, me trenzaste un grito, y yo lo renové, renové ese grito, como punto de partida, y tú, como si fueras yo, me dormiste yéndote.
Siempre es la lluvia a la intemperie, iniciarme así un poema, en verso sereno, y guarecerme quizá en tu paladar, si me hago agua y acompaño a la tierra, si te haces agua espero a los brotes, sabes de sobra que la semilla no se obceca, que a la humedad se ciñe y al sol se halla, sé que al sol rompe su gen de espera, sabes que al calor toda ella se desata, hablamos de germen e igual podríamos hablar de magma, agua vivida toda afuera, intemperie, magma, agua hundida toda adentro, al llover sé que tengo una cita contigo, y te aviso, me avisas, y regamos de ojos el campo, desde nuestra ventana veo llover, veo llover y te miro, calladamente acordamos una palabra, sustento, sustento.
Se imaginó ese caballo negro. Dejó de imaginar porque hacia ella venía. Veloz, encogiendo el aire. Caballo loco, cielo en huracán venido al suelo. Hacia ella no uno sino un delta de caballos. Hacia ella, hacia el mar. La sangre que vierte su ola en las manos. El desbocado olor del tomillo, la estepa, la delicada y fuerte calidad del trote. ¿Qué podía aventajarla ya?
Imagínate una pradera yerma, un frío intenso, un ligero viento, un sol que se permite a tu cara. Imagínate una silueta muy al fondo atrapada por la poca hierba, imagínate el péndulo de su larga crin. Imagínatelo de negro, su perfil de dentro lleno de sangre. Imagina que viene hacia ti, entero, con su luz puesta en tus ojos. Imaginemos que el calor no se doma y que el frío entra en combate.
Esta mañana, mientras corría por el campo me definía el Haikú:
El crecimiento unitario como poema.
Pasan las nubes, una coreografía celeste y viva.
VVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVV
Muerte, te hablo de tú a tú.
(Miguel Ángel Curiel)
Escalera
Nos haces ya un descenso, escalera, todo en tiempo y en pulso para tú sobrevivir y nosotros irnos.
Eu Canto (Carlos do Carmo) Composição: Poetisa Cecília Meirelles
Eu canto Porque o instante existe E a minha vida está completa Não sou alegre nem sou triste Sou poeta Irmão das coisas fugidias Não sinto gozo nem tormento Atravesso noites e dias No vento Se desmorono ou se edifico Se permaneço ou me desfaço Não sei se fico Ou passo Eu sei que canto e a canção é tudo Tem sangue eterno a asa ritimada E um dia eu sei que estarei mudo Mais nada
Mientras el afilador bailaba su cuchillo por la piedra ellos se quedaron mirando al galgo que presidía el movimiento, las chispas, el futuro corte. Luis ejecutó la demostración del perfecto afilado: la sabia presión del pulgar sobre el filo, el sentir cómo el acero te encaja sin derramarse una gota de sangre. Luego fileteó un folio en varios trozos que cayeron al suelo. Perfecto. El galgo permanecía inmóvil, ellos no. Pagaron y Luis siguió chiflando su trabajo al aire del verano. Él llevaba el cuchillo envuelto en un periódico atrasado. Ella lo cogió del brazo. Entraron en el bloque de su piso. Mencionaron las chispas, los gestos del afilador y su destreza con el papel; y al galgo. Es como tú, delgado. Tenían en la mente aquella carrera que vieron y que ganó la liebre. Partió varias naranjas limpiamente. Nos tomaremos un zumo fresco. El exprimidor vertía el zumo como una fuente agónica de finales de septiembre. Es su musculatura, sus quiebros, su corazón latiente tras la carrera lo que me excita, dijo. La última vez ella le había tocado el pecho tras el fallido intento, ahí se dio cuenta que el corazón nunca bromea. Fue incapaz de contar tan rápido. Ella tenía un reposo más asequible. En su última revisión, el médico apuntó 56. Buen pulso en reposo. Bebieron el zumo en silencio. Después él le ofreció la pulpa. Sólo una cucharada. Era una cucharilla pequeña la que él utilizó para recoger la pulpa. Se la llevó a su boca y después la besó. Supongo que la pulpa bailó en sus bocas. Contar lo que sucede en el interior de dos bocas no es fácil, las lenguas son fascinantes, los ritmos muy personales y la emoción inexplicable. Se besaron. Ella le llevó la lengua al lóbulo, le dejó una pincelada, una brizna. Le tocó el corazón como al galgo y dijo en alto: no me miente. En ese momento, el afilador seguía chiflando por la calle con su galgo por delantera.
En esta malagueña bellísima y recordada, Enrique Morente dice:
De tu pelo por las trenzas de tu pelo un canario se subía y se paraba en tu frente y en su boquita bebía creyendo que era una fuente.
Ay se me apareció la muerte cuando cuado intenté de olvidarte se me apareció la muerte como la vida es tan amable yo volví de nuevo a quererte.
Nieva, envío de vida, ante este instante en que el cielo revienta tengo el encargo de medirme al momento, a la palabra y a la emoción. Ahora miro esa dinamita aérea que conforman los copos, miento, ahora escribo de lo que vi, aunar palabra o festejar lo que cayó, y cae, qué hacemos sino recoger, calcar en un poema lo que sin duda almacenamos en la retina, en la mente, y que en el suelo tiene su verdadero esplendor. Dejo aquí el intento, prefiero el estallido de la nieve.
Hace un rato, al ojear/hojear, unas ciudades invisibles de Calvino me encontré en una de sus ciudades del deseo un folio doblado en cuatro cachos. Un título y cuatro versos de hace unos cuantos años que decían:
Favor a un espejo
Mirar lo de ti en Ella, eso sólo me pides, sólo eso, sin apenas Tú saber que para eso Ella me tiene que mirar.
SOLEÁ cantada por Rubito hijo en su disco "De tomillo y romero" (Soleá por la que siento predilección.)
El tiempo pone remedio y a los daños más sentidos que no hay más sabio que el tiempo, su remedio es el olvido.
Dejar de mirarme así que son tus ojos candelas y no respondo de mí.
Yo te miro, tú me miras. Yo te hablo, tú me hablas, este querer no es mentira, pero hubo secas palabras.
Con que me mires me sobra, ya ves con qué limosnita mi corazón se conforma.
Que siendo hermosa, ¡ay!, hondas espinas clavan las rosas.
Poema y susurro Que no se quiebre el tiempo que me correspondes, te correspondo sin quiebra si el tiempo nos obedece, es estando en ti, cuanto imagino del tiempo, cuando imagino en el tiempo me vienes, sitúo el cuerpo derramado en la tierra, cuanto imagino de ti me arroja al suelo, sabes de sobra que la palabra es ansia, sé de sobra obrar en silencio, inquietar mi postura, sentarme en la linde, opción de la palabra es ser voluntaria de la redada que al deseo llevamos, he de venirte, ahí, justo donde el manar de amapolas, ven, que se mida el tiempo por avalanchas, me detengo por si tu habla se descuelga, puedo ser sauce, ser voz entrecortada, y tú oír todo, lo que me dices, a modo de venero, podrá abrir un nuevo poema, uno más, aunque nuestro, te diré que el cuerpo es una alarma de espirales, te diré que el tiempo es una orden explosiva, la palabra más perfecta es la que no logro encajar aquí, la que siempre me transgrede por inconforme, escríbeme luz, nunca te cuestionaré.
Tema 'Lay yours sleeping head, My Love' (Sobre un poema homónimo de W.H. Auden)
José Adelino López Cabra es el autor de ese poema que sostengo. Descubro a este señor cantando a pelo en la escuela de la prisión de Navalcarnero mientras lo grababa una mujer para Radio Nacional de España. Era en el transcurso de un taller de lectura. Calladamente hablé con él, me habló de su porosidad para el flamenco, para absorber, para expulsar letras dentro de la ociosidad del patio de un módulo. Otro día fui a verlo al módulo y me enseñó lo que os muestro. José Adelino nació en Competa, Málaga, hace 72 años. Sus estudios fueron escasos y, sin duda complementados con el oído. Escuchar, escuchar. Ahora escribe muchos poemas. Pero éste es el primero que leí, tropezándome, sin duda, con valiosos versos. José Adelino, con cierta humildad, me dijo que a lo mejor esos versos no tenían la 'medidura' buena pero que él lo hacía con sentimiento y como sabía. (Joder, pensé, pues para sólo saber hay que ver cómo clava el ritmo.) Le comenté que si sabía bien lo que había escrito en ese paso de la seguirilla donde
entre mariposas negras va una muchacha Morena junto a una blanca serpiente de niebla
Me respondió de golpe a mi asombro por esa 'blanca serpiente/de niebla'. "Eso es el bravío del poema." Una frase para mí que ya es calado y memoria plena. Y es que hay gente que con su sabiduría popular ciclonea toda una teoría literaria de la poesía, tan difícil ésta cuando es. Luego estuvimos hablando del poema y de Carmen Amaya, a quien va dedicado el poema. Esa gitana de bandera, como muy bien dice Antonio Mairena en el vídeo que os muestro y que ciertos momentos me embrujan:
El cimbreo cadencioso que serpentea desde el segundo 52" al 58". La mirada que vierte a partir del 1' 20".
Te escribo en el lado en que te creo, me escribes en el lado en que me crees, te escribo, también, en ese otro costado donde la raíz ya me ha prendido, me escribes, también, en mi otro costado donde la raíz ya te ha prendido, te escribo, sólo tú haciéndome tempestad, me escribes, abriéndote mi viento en canal, te escribo en el idioma que nos transpira, sólo tú y yo le damos el verdadero vuelco, me escribes el transpirar de tu voz que sólo a ti y a mí nos envuelve, escribirte es todo mi decir sereno, franja abierta a libar la memoria, así de sereno me escribes, todo tú, dando por miel el sitio de mi ayer, cuando te escribo, un roce es tu lamer constante, lamer es inevitable bajo el influjo de lo que se posa como letra, un modo de escribirte es mirarnos, el modo de mirarnos es letra viva, mirarnos de tal modo que la letra quede uncida en la retina, la lluvia se notaba ayer, te lo dejé como apunte escrito en el paladar, mi gozo por tener abierta la boca para la lluvia, la sensación de acumular nubes, pertenecerte como silencio también me logra el irresistible pulso de la palabra muda, si callo, por favor, háblame, si no digo, por favor, acógeme, si te escribo, perdúrame la voz, ato la voz a un sinfín de albatros, vertebrar palabras para sujetarnos, escribir, la médula más leal del sentir, me sujeto a tus palabras, a la columna vertebral del verbo, justo cuando te escribo hallo colibríes rodeándote el cuerpo con adjetivos, justo cuando me hallas, elevo el vuelo, sinuoso, febril, dejando de medio lado mi gravedad, prevista fuga, genial siembra, quiero que parte de las hojas te hagan otoño, te faciliten la envergadura de la tierra, eso ya sin yo escribirte, sólo con el silencio adulterado por mis manos, sé que los corceles no duermen en la arcilla.
Tete Montoliu Título de la canción: Manuel Disco: Sólo Piano
Flujo es la atención propensa a la memoria, memoria, multitud de clavos, percepción de aquel empuje que el fuego daba al hierro para ser modelado. Memoria, función dúctil con que clavarnos el tiempo dolorosamente. Tanta es la memoria, así, extendida sobre la marcha, que quien la recoge hasta fascina, siendo como es, siempre, un esqueleto de vida.
Queda curvo el firmamento, compacto azul, sobre el día. Es el redondamiento del esplendor: mediodía. Todo es cúpula. Reposa, central sin querer, la rosa, a un sol en cenit sujeta. Y tanto se da el presente que el pie caminante siente la integridad del planeta.
Revelaciones azules es el último artículo publicado por Antonio Muñoz Molina en la sección IDA Y VUELTA que el mismo ocupa en Babelia (El País). (Pinchad en el título por si os interesa leerlo.)
Muñoz Molina repasa cómo Jorge Guillén se dedica a leer una por una todas las cartas escritas a su esposa Germaine Cahen una vez que ésta muere. Dedicaron un periodo de 16 años a la correspondencia de un modo vital. Quiero destacar -la negrita es mía- estos párrafos del artículo:
'El hombre que volvía a leerlas era un profesor de 54 años, que llevaba ya casi diez fuera de España, aceptablemente acomodado a la rutina académica americana, al ambiente entre tedioso y pastoral de esas universidades de Nueva Inglaterra en las que el sosiego y el poderío de la naturaleza facilitan una sensación de lejanía hacia el mundo exterior.'
'Leer aquellas cartas de amor escritas por él mismo hacía un cuarto de siglo debió de ser como asomarse a la intimidad de un desconocido.'
'Leyendo sus propias cartas, aclimatado a la novedad de la vida americana, Jorge Guillén descubriría con asombro cuántas cosas había olvidado de aquellos años, qué débil y errática es la memoria.'
'En todas partes Guillén escribe cartas y postales y espera con ansiedad los sobres azules del correo francés que le envía Germaine: "Su anhelada revelación azul en varias hojas".'
'En todas partes añora primero a la novia y luego a la esposa a la que con el paso de los años empieza ya a escribirle en español, aunque regresa al francés para las expresiones de ternura.'
'Las cartas son una permanente declaración de amor y deseo, y también una crónica jugosa de lo que Guillén hace a diario y lo que ve y los lugares por los que viaja y las personas con las que se encuentra. Guillén era una de esas personas para quienes la celebración era un estado natural, a la manera de Walt Whitman o de Claudio Rodríguez'
"Esta mandarina estaba exquisita -fresca, perfumada, dulce, dócil-. -La he pelado como se desnuda a una mujer".
'Ahora el tiempo preservado en ellas nos entrega su luz perdurable, la memoria de un hombre que siempre prefirió la razón a la brutalidad y la claridad a la negrura: "El sol devuelve siempre la confianza en la vida".'
Que una simple vereda se cargue de vida a su paso es ya un don apetecible. Ahora, por ejemplo, voy por ella, voy descalzo, voy empujando la medianoche, la luna es el precipicio más clamoroso para ver, veo que por ella el árbol más inmediato es origen de acogida y sombra, voy sacando de ese intermedio constante el modo de rescindir los sueños incumplidos sabiendo que una mano te acecha amorosamente. Y más: distingo el enclave, asemeja un cordón umbilical donde ella y yo pertenecemos a esos años que ahora se nos yerguen por tomar el paso.
Cançoneta incerta (Interpretado por Ariadna Savall) (Josep Carner)
Aquest camí tan fi, tan fi, qui sap on mena? És a la vila o és al pi de la carena? Un lliri blau color de cel, diu: -Vine, vine-. Però: -No passis!- diu un vel de teranyina.
¿Serà drecera del gosat, rossola ingrata, o bé un camí d'enamorat, colgat de mata? ¿És un recer per a adormir qui passi pena? Aquest camí tan fi, tan fi, qui sap on mena?
¿Qui sap si trist o somrient acull son hoste? ¿Qui sap si mor sobtadament, sota la brosta? ¿Qui sabrà mai aquest matí a què em convida? I és camí incert cada camí, n'és cada vida.
COMO UNA HIEDRA (Sólo mientras tanto , Mario Benedetti)
Ahora es preciso que me encuentre indefenso a solas con la vida de mi muerte como recién nacido como recién asido a la posibilidad de mi no-ser.
Quiero ahora darme a la elegía a la par que a una copa. Escuchar a Maisky con su violonchelo y a Gililov con su piano interpretando esta elegía de Jules Massenet. Quiero rescindir el actual contrato de percepción a tiempo real que desde esta mañana hice con esos dos chopos secos. Quiero que ahora su otoño infrinja el negro, quiero hojas viciadas de color. Quiero verlos paralevivos frente al añiluz que esta mañana dominaba junto al río Tajuña. Quiero ya las justas cosas antes de verme vaciado. Quiero, y no es un riesgo decirlo.
"Me pegaba a mí y a mis hijos. Cuando estaba muy borracho sacaba un cuchillo y lo ponía encima de la mesa para amenazar. Y mira ahora, de cuchillo ha muerto, el pobre".
Hay frases, declaraciones que merecen excitar la atención literaria para entrar en ellas. ¿Hubiera sido lo mismo que Daniela Pop hubiese dicho 'Y mira ahora, de una cuchillada ha muerto, el pobre'. Los buenos textos tienen que remover la percepción de las cosas, los sucesos. Éste, amén de la tragedia, es un buen texto.
Todas estas fotos pertenecen a una fiesta celebrada en el municipio tinerfeño de Icod el Alto el 8 de agosto de 2010. Fiesta de la siega. Una fiesta reivindicativa de la siembra y siega del trigo en la isla. Un trigo que siempre se empleó, junto con el maíz, en la elaboración de un sustento alimenticio importantísimo llamado gofio. Pero el trigo allí ya tiene una representación residual: la mano de obra requerida y la posibilidad de conseguir trigo con mucho menos esfuerzo son dos de las causas que acabarán con la siembra de este cereal, a pesar de los esfuerzos pintorescos. Pero a mí, ahora, lo que me interesa es el lenguaje y, sobre todo, una palabra que pronunció Carmelo Romero Alonso (foto) al preguntarle por qué no ataban los haces (allí los llaman mollos) con un atillo. Carmelo me contesto que así se hacía si estaba el trigo muy seco pero que cuando estaba amorosito se utilizaba el mismo trigo para atar pues no se rompían las cañas.
Pues ya ven, sin quererlo me llevé la cuarta acepción de la palabra amoroso. Amorosito, amoroso, palabras para trenzarse sin más.
Gracias, Carmelo.
Trigo verde (Una canción popular en los Trasomontes portugueses. Una canción picarona y metafórica)
Nao segueis o trigo verde déixao a madurare déixao a madurare. E nas ondas do mar anda quen o ha de vir segare quen o ha de vir segare.
Anda i que non andais nada No andar sois un ninguén No andar sois un ninguén Nen sois para ter amores Nen amar nen querer ben Nen amar ne querer A modiña das segadas Ela é muito alegre Ela é muito alegre Ela mesma vai diçendo quenta ramo que te segue.
Trigo Verde (Versión de Pepa Barrios)
No seguéis el trigo verde dejadlo madurar dejadlo madurar
En las olas del mar anda quien lo vendrá a segar quien lo vendrá a segar
Anda que no andas nada En el andar no sois nadie En el andar no sois nadie Ni sois para tener amores Ni amar ni querer bien ni amar ni querer bien
En la canción (modinha) de la siega ella es muy alegre ella es muy alegre Ella misma va diciendo madura ramo que te siegue
(El último verso es una interpretación personal. La traducción literal seria: Calienta ramo que te siegue)
No quiero pertenecer a la estirpe de ese pez que no navega. Quiero del rumbo improvisado su alimento como forma de sucedernos. Que no tenga yo un costado así, yéndome a desangrar sal por las agallas. Afuera, la proporción de aire me ahoga, adentro, quiebro los montes que continuamente arrojan sus algas, adentro, la veloz voz no administra su eco, adentro, hago de la llama un sucedáneo del fuego.
Sigo teniendo trenzadas aquellas manzanas de aquel árbol ya inexistente, de aquella huerta de la que sólo queda el perfil óseo de su esqueleto. Pasé hoy por ella y vi que nada queda. Pasé de aquella vieja realidad otoñal al proceder de un sueño: era quien fui, éramos, fruta era aliento por un árbol, subíamos, sabíamos del estimulante morder ácido de una manzana, pero paso ahora a mi hoy, a mi modo de hacer calma con el pasado, acomodándome, fingiendo que lo que como es la parte más versátil de la infancia.
No sé si a alguien, o a mí mismo, quizás, le oí que la infancia es la parte más desarmada de nuestra música. También que los sueños son esclavos de la luna y que conviene mecerla para hacerte con alguno. Ahora ya no sé que creerme, pero miro a la luna como si tuviese los pies llenos de granujas y deseo que me canten una nana con la voz casi muda.
Letra traducida del árabe en la fotografía de abajo.
¿Qué hacer?¿Uñas y garras a un asidero? Dejarse crecer.
Este haiku está inspirado en las uñas de Gines(aquí) y la significación es, como todo buen lector debe apreciar, dispersa e inquietante. Además, lleva un post-título: En fin.
Encontré esta madera larga fuera de su lugar. Su lugar hubiera sido el alto techo, la parte de la casa que evita que el cielo penetre en las habitaciones. Una madera larga que se intuía cuadrada. El agua y el tiempo se toman siempre su labor de modelado. Modelado a la inversa de algo vivo: desaparecerlo. Pero si hay algo vivo en una viga eso son sus nudos. Un nudo ejecuta su hueco cuando ya no le queda centro. En un nudo se advierte la sangre más perpetua. En un nudo se habla el lenguaje de la nieve, el del calor, el de la noche. Se habla del perfil de la soledad en un nudo.
Me gusta esta seguirilla. Es sobria, no tiene guitarra y se cantan cosas que llegan al paladar. Este es el flamenco que me gusta. No hay alarde, hay sentimiento. Y el compás marcado a golpe de palo. Creo que a Pedro y a la Polverita también les va a gustar. Y al resto también.¡Por las puertas abiertas!
Bernarda de Utrera cantando una siguiriya emocionante dedicada a su hermana Fernada.
Ay,ay, puertecitas yo no tenía primo yo donde llamar. Con qué fatigas yo llego a la tuya, la encuentro cerrá.
Ay, ay, primito mío mi alma que bien te camelo como te quiero, como te camelo porque tu tienes la cara muy gitana y el pelo muy negro.
Ay, ay, qué fatigas más grandes me has hecho pasar qué vergüenza más grande me has hecho pasar yo ando pidiendo yo estoy pidiendo de puertecita en puerta para tu libertad.
Ay, ay, qué fatigas me dieron ganas de llorar. Cuando sentí, cuando escuché el pitito del barco la máquina andar.
Quién dio aquel tirito que en mi puerta dio que los umbrales de mi casita los derribó.
Alguien es terco sobre el techo. ¿O es que oímos de más cuando ya todo ha caído? La divisoria de una habitación, un segundo piso. Quiero subir, quiero cerciorarme de que no sólo el agua sobrante es quien da voz a la madera. No quiero ver un tejado desposeído. Tan vertical, tan hiriente la lluvia para una casa sin sus tejas ya destejidas. Tan lluvia. Lluvia y árbol, tándem de vida. Lluvia y madera, el otro tándem. Pero las cosas tienen su manera de perecer: antes mudan su color, antes se van despojando de todo lo que les hizo servibles, hasta llegar al cacho más menudo. Alguien es terco sobre el techo.
Bordeándolo todo. Mi fantasma bordeándolo todo. Pasé a todas las habitaciones. En muchas aún queda la pared divisoria, en otras está semiderruída. Pero yo no paso sin llamar. Paro, me asomo, escaneo el perfil de vida que allí pudo haber. Mi fantasma es el que toca, el que incluso raspa, el que toma las delicadas muestras del pasado para verlas con amplitud. Esa pared como de sistema nervioso, llena de sinapsis. Aún vive, aún permite lluvia. Se sirve de que alguien crezca a su lado. Creo que hay en toda derrota un momento sublime y doloroso a la vez: cuando nuestro fantasma se halla con su homólogo. Y tú los dejas que conversen, que deriven. De dar significado ya te sabes tú, cuando todos los años de ausencia te vuelven a entrar de golpe. Esa pared que pudo tener algún retrato.
Anouar Brahem (De tout mon coeur) de su disco Le pas du chat noir